jueves, 10 de julio de 2014

DÉPAYSEMENT BY POLUSHON


“Off Jazz”

Leopoldo Varela, mexicano oriundo de Zapopan Jalisco es escultor y pintor de todas las composiciones que se mueven entre el avant-garde, el ambient, el minimalismo y ese costado platónico de la música, donde predominan los viajes mentales y en consecuencia la búsqueda imaginaria de paraísos utópicos o mundos donde no exista el dolor. Es decir una utopía hecha música porque es en ese ámbito donde encuentra representación aunque su intención sea más terrenal.

Si bien es un proyecto donde abundan más los sonidos trastocados, las indagaciones abstractas, los colores difusos, voces de fondo y búsqueda conceptual; todo tiende a una cosmovisión instrumental que no escatima su carácter de exploración y ensayo.

Algunos de los componentes centrales con que trabaja son el uso de sonoridades con percusiones superpuestas que entran y desaparecen, elementos étnicos de fondo como en el corteTerriley”, más un teclado que encuentra en la repetición el uso mínimo de notas como telón omnipresente. Se suman distorsiones que le dan tono al discurso y una combinación que de establecer un punto de partida para el oyente esta a medio camino entre Tangerine Dream con parada en Jean Michel Jarre, texturas que remiten a los setentas.

Si bien no todos los experimentos musicales abren puertas dentro del arte y algunos que son infumables suelen ser promocionados con todos los artilugios de la vanguardia, éste no cae en  los cinismos de lo mucho que anda dando vueltas por la infinita red de redes.

Merece la pena detenerse en bandcamp y probar si el caramelo es dulce o ácido. En este mundo hay gusto para todo.

“El tiempo está con los sonidos. En cada sonido. Nace con cada sonido. Y eso no tiene fin.” (John Cage)

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R:IDJ

viernes, 4 de julio de 2014

PHIL MATURANO QUARTET - B.A. SESSIONS


Más de una vez solemos decir lo rápido que todo pasa. Una voracidad que deglute nuestra cotidianeidad, llegando al final de la jornada fatigados por el trabajo y los quehaceres del mundo en el que vivimos; sumándole lo reiterativo y estructurado del día a día de nuestras vidas.

Pero al menos, hay discos; que tampoco se disfrutan como cuando yo era un jovenzuelo, y cada vinilo escuchado provocaba una magia difícil de alcanzar hoy en día con la infinidad de lanzamientos que existen. Así todo uno se da un intervalo, para lo que decimos en la jerga “una pasada rápida”, es decir una escucha salteada y si no llama la atención del ánimo interior, a otra cosa mariposa y quedará en el rincón de los “a escuchar cuando no me quede otra o llegue el momento en que esté libre de las obligaciones habituales”.

Esta introducción desemboca en el hecho que no me paso lo mismo en la semana cuando prestaba oídos a este compacto, de entre lo mucho que suelo recibir de distintos lugares para difusión. Y aclaro que esto no va en desmedro de los otros trabajos, pero cada uno tiene sus gustos.

He aquí un claro ejemplo de un disco que brota jazz del bueno por los cuatro costados y de la fecundidad inagotable del género, para que los cuatro músicos en cuestión hayan impactado mis oídos y sentidos como cuando de pequeño era un curioso oyente. Volvió por un instante esa magia que anhelo cada vez que escucho algo nuevo.

A pesar de haber sido registrado en 2009 se editó aquí en el país en 2011. Fue  grabado en tan solo 5 horas y con una calidad de sonido inmejorable (24-BIT) que en un buen equipo suena como las aguas cristalinas que bajan de la montaña.

Phil Maturano y sus colegiados acompañantes, nos atraviesan dejando sus marcas y expandiendo el horizonte de cómo se puede seguir haciendo buen jazz y no morir en el intento.
A partir de composiciones propias, salvo dos standards, de lo que podríamos denominar el trío líder: Maturano, Palombi, Fries, se entrelazan diversas siluetas musicales. Con una mirada novedosa acompañada por un núcleo homogéneo encaran ciertos pasajes con impecable frescura en el argumento incluso los temas ajenos como el monkiano “Eronel” y “Autumn Leaves”. Las ejecuciones tienen estilo aportando un respaldo sobrio, muy acorde poniendo de relieve las virtudes estilísticas de los comensales para abrir perspectivas nuevas y atractivas.

El color celeste y blanco, está redondeado por el guitarrista preferido del trío líder  y ese cuarto elemento lo suma el argentino Ale Demogli, uno de los virtuosos más requeridos del jazz local, músico inquieto y arriesgado que durante los últimos años ha estado aquí y allá; paseándose por numerosas y resbaladizas tierras del mundo, siempre buscando caminos no recorridos o poco utilizados por la mayoría dentro del cosmos de las 6 cuerdas.

En épocas de máxima velocidad y pronta desmemoria de lo escuchado, donde nada  se detiene tómense un tiempo y degusten esta muestra. Un acontecimiento saludable


Phil Maturano - Drums
Matthew Fries - Piano
Phil Palombi - Acoustic Bass
Ale Demogli - Guitar

R:IDJ