BUENOS AIRES (Télam) El músico,
cantautor, compositor y poeta neoyorquino Lou Reed, fundador del grupo The
Velvet Underground, falleció ayer a los 71 años, luego de haberse sometido a un
trasplante de hígado en mayo.
Nacido como Lewis Allen Reed en Long
Island, el 2 de marzo de 1942, fue una especie de figura renacentista dentro
del ambiente del rock, porque no sólo se dedicó a la música, sino que funcionó
como actor de cine, guionista de TV y hasta pintor.
Pionero del rock alternativo como líder
de TVU y luego como solista, se colgó una guitarra en la adolescencia como
miembro del grupo The Shades, con el que grabó un disco simple, al tiempo que
se aficionaba al free jazz y se dejaba influir por escritores como Truman Capote
y Francis Scott Fitzgerald.
Su entrada en la popularidad devino con
The Velvet Underground, una banda tan influyente como de relativa duración
(1964-70) que fundó en Nueva York y a la que aportó temas como I`m Waiting for
the Man, Sweet Jane y el emblemático Heroin.
En 1972 grabó su primer vinilo como
solista en Gran Bretaña, junto a Rick Wakeman (teclado) y Steve Howe (guitara),
músicos del grupo Yes.
El álbum se llamó Lou Reed y fue
seguido por Transformer (1972), Berlin (1973), Sally can`t Dance (1974), Metal
Machine Music (1975), Coney Island Baby y Rock `n` Roll Heart (1976), y una
quincena más, hasta llegar a Lulu (2011), en colaboración con Metallica, el
grupo que en diciembre próximo tocará en la Antártida Argentina.
Enormes poesías. A Reed no le fue bien
al principio con la venta de sus creaciones, aunque entre sus fanáticos hubo
gran repercusión de Berlin, con temas que abarcaban la prostitución, el
suicidio y el uso de drogas en los barrios bajos, todo con enorme poesía.
Esa sordidez temática fue una avanzada
sobre lo que a finales de los 70 significó la cultura punk, con fuerte
presencia del dolor físico a través de cuestiones como el sadomasoquismo, la
confusión de géneros, el exhibicionismo y el uso de la heroína.
Personaje icónico de una cultura, se
codeó con Andy Warhol y los individuos de su particular factoría pero nunca
condescendió a la liviandad; sus criaturas estaban impregnadas de angustias
evidentes, de búsquedas existenciales de los márgenes no elegidos.
Entre 1975 y 1980 produjo un disco
extraño, Metal Machine Music, considerado por él mismo como "insoportable
de escuchar".
Con el álbum The Blue Mask se casó con
su primera esposa, Sylvia Morales.
A partir de entonces su entonación fue
cada día más oscura, como presa de su aguda desilusión, en piezas como Magic
and Loss (1992), Set the Twilight Reeling (1996), Ecstasy (2000) y The Raven
(2003).
El espíritu de Reed permanecía en los
sitios más oscuros de su Nueva York natal, donde vivió hasta sus últimos días.
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