Pianista, bandoneonísta y compositor, nuestro entrevistado viaja por los meandros de la vida y de la música como un pasajero errante mostrando sus dotes como creador e intérprete en los más importantes teatros europeos y extranjeros. Los sabores de su música son de diversa factura y se amoldan cual plástico caliente al tango, la música clásica o los aires latinoamericanos.
Es un creador indiscutible y sus antecedentes están en una familia de músicos, que tuvo la suerte que no todos tenemos, de llevarlo por esos senderos. Originario de Lima, Perú y con tres discos editados estamos delante de un músico de primera línea.
IDJ. ¿Qué ha significado en tu vida esa asociación de tango-jazz que se viene intentando hacer como una etapa post Piazzolla, y que ha dado buenos frutos?
Para mi ha sido una manera de fusionar y sintetizar dos estilos de música que me apasionan. Lo que hace es quitar el foco de una o la otra y permite crear música que no se pueda encasillar del todo en un solo género. El significado que esto tiene en mi vida es el de abrirme otro camino (de los muchos que tomo) y por eso enriquecerme como músico.
IDJ. ¿Que importancia le atribuís al jazz en tu vida?
No me considero un músico especialista en un género en especial, soy bastante ecléctico y el jazz tiene para mi la misma importancia que tiene por ejemplo la música clásica, aunque la clásica la toco desde hace mucho más tiempo. Aunque si es cierto que a la hora de escuchar música me pongo casi siempre antes un disco de jazz que de otro género, pero insisto que no lo prefiero a otros.
IDJ. Te decidiste por dos instrumentos con numerosas teclas y que a mi modo de ver representan el alma desde la belleza de su sonido, sobretodo en los tempos lentos. ¿Cómo fue esa elección?
El piano me enamoró desde pequeño, pero inconscientemente. Mi padre era concertista de piano y mi madre es directora de orquesta, ambos usaban el piano frecuentemente y es el instrumento más familiar para mí. Creo que me eligió a mí antes que yo a él. Y al bandoneón lo conocí mediante una grabación de Piazzolla que mis padres tenían en casa, yo tendría unos 13 años. Me enamoré del instrumento en seguida, nunca lo había escuchado antes, al menos no conscientemente o de esa manera. Diez años más tarde me compré uno para tenerlo como instrumento de hobby, pero resultó siendo igual de relevante en mi vida de concertista como el piano.
IDJ. ¿Podrías nombrarnos a los músicos que según tu criterio marcaron etapas decisivas en los instrumentos que ejecutas y en tu formación como profesional?
En primerísimo lugar mis padres. No sería ni la décima parte del músico que soy sin ellos. Ambos grandes profesionales. Mi padre me transmitía una pasión por el piano que era inmesurable, y eso quedó en mí por siempre. Luego los otros profesores que he tenido han marcado todos mi camino y mi personalidad musical y artística. Lauri Väinmaa y Raija Kerppo fueron mis profesores de piano durante mis estudios superiores en Finlandia, y el Argentino Aquiles Delle Vigne fue mi gran maestro en Rotterdam y París. Él es de los profesores de piano mas respetados en el mundo clásico y mantengo una estrecha relación con él como su asistente y también como amigo.
En Rotterdam estudié también el bandoneón con mi único maestro en éste instrumento y uno de los mejores bandoneonistas de la actualidad, Víctor Villena. Solo estudié formalmente dos años con él y no tuve otro maestro. Fue decisivo encontrarme a tan enorme músico y pudo transmitirme mucho tanto a la hora de recibir sus clases como cuando hemos tocado juntos. Y no puedo dejar de mencionar al maestro Gustavo Beytelmann, músico genial, quien me adentró en el mundo de la composición (lo cual yo ya hacía desde hacía muchos años a mi manera propia). A cada una de estas personas les debo mi formación artística y gracias a ellos soy quien soy hoy en día como músico y como persona. Tengo la suerte de que cada uno de ellos me recibió con brazos abiertos y dispuestos a entregarse y esto lo tomo como algo fundamental a la hora de hacer música.
IDJ. ¿Es beneficiosa la base clásica en un pianista de jazz?
La base clásica siempre es benficiosa ya que trabaja la técnica pianística de una manera que no lo hace ningún otro género. Eso no quiere decir para nada que alguien que no tenga esa base no pueda tocar bien el piano, pero en términos generales la preparación técnica y musical que ofrece la música clásica en un instrumentista es muy completa y exhaustiva.
IDJ. ¿A que músicos admiras más y porqué?
Podría darte una lista interminable. Admiro a muchos músicos, famosos y no famosos. Entre los famosos una figura recurrente es Artur Rubinstein, pianista que transmite una espontaneidad y profundidad musical inigualable y definitivamente de mis músicos preferidos. En el tango Piazzolla y Salgán son los que más me llegan al corazón.
En el jazz tengo una lista largúisima: Bill Evans, Miles Davis, Michel Petrucciani, Lennie Tristano, Chet Baker, Thelonius Monk, Nina Simone y un larguísimo etcétera… entre los mas actuales me gustan Gonzalo Rubalcaba, Larry Goldings, Avishai Cohen, Dan Tepfer… y algunos músicos con los que colaboro como Pepe Rivero, Federico Lechner, Pablo Martín, Horacio Fumero, etc. No me parecen menos geniales.
IDJ. ¿Que consejos le darías a los principiantes que quieren vivir de la profesión?
Que por sobre todo amen a la música. Que escuchen mucho, que aprendan, que toquen con gente y aprendan de ellos, que absorban todo lo que puedan a su alrededor, incluso si no les gusta tantísimo o no están de acuerdo. No hay nada peor que un artista cerrado a otras opiniones, gustos o tendencias. El arte es un aprendizaje de por vida y hay que tomarlo con humildad ante la música y las personas. Luego se requiere intentar muchas cosas muchas veces, a veces fallar en el intento, y a veces triunfar. Pero no se desesperen, fallar es absolutamente igual de importante que triunfar ya que nos hace aprender y fijar nuestros parámetros. Nos hace crecer. Y hay que estudiar, mucho…
© Impronta de Jazz
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