El contrabajista, legado vivo de
nuestro jazz es uno de sus forjadores en el tiempo, que acompañó a grandes
nombres: Eduardo Casalla, Ernesto Jodos, Diego Urcola entre otros. Con una
producción discográfica propia que si bien no es abultada en cantidad de
producciones, tiene peso como para saber que se paró en la “vereda del frente”,
de los espacios más transigentes.
Como la serpiente muda de piel para no
quedar en un lugar estanco, Hernán se renueva y cuida sus composiciones (predomina
su pluma) para no alejarse de una cierta tradición contemporánea.
Instrumentación controlada, sentido del groove, toque nítido y reposado. Todos,
parámetros del lenguaje, que renuevan los tipos de articulación entre la forma
y la improvisación; favoreciendo modalidades colectivas de discurso que son
aliento vital de este tipo de desarrollos.
Malaby aporta su potencial experiencia
disruptiva, en el tenor y el soprano aunque tiene una gran visión general de la
estructura. Guía al resto a expresarse de otra forma, para confluir y sumar
identidades llevando a un punto de encuentro esta música que suena mas como una
celebración.
El guitarrista cumple un papel
fundamental, su sonido y distorsión con tinturas inesperadas, se mueven entre
el jazz-rock predispuesto al riesgo. Y Fermín, a quien tuve oportunidad de ver
en la localidad de La Plata acompañando a Ralph Alesi, es dignísimo hijo de su
padre. Su toque preciso y meditado, de una amplitud poco común; emergen figuras
rítmicas que se acoplan a esa zona de encuentro para jugar con ellas.
La experiencia individual arbitra
vínculos intersubjetivos, a partir del cual se colectiviza la unión en función
de libertad y espacio cuando se intenta ir más allá de los límites
tradicionales de la expresión idiomática del jazz.
El grupo trabaja sobre contrastes
ágiles y serenos en beneficio de un
universo musical denso, rico en tensión y de flujo continuo. Temas complejos
que se tocan con absoluta soltura.
En épocas de posverdad y cristalización
de la mentira, en realidad acababa, vale la pena hacerse a un lado de tanto
disparo mediático y estimularse con esta propuesta de una modernidad templada, que
no tiene la urgencia ni la necesidad de la vorágine cotidiana.
Tony Malaby : Saxos Tenor & Soprano
Hernán Merlo : Contrabajo
Juan Filipelli : Guitarra
Fremín Merlo: Bateria
No hay comentarios:
Publicar un comentario