Félix Amador nació en 1965 en Moguer
(Huelva). Pintor, lector y escritor por contagio, acaba de dar a luz su libro “Noche De Jazz” que basa su esquema
en 13 relatos de ficción en los que el jazz es protagonista.
Al no tener una idea acabada a pleno de
que va la cosa, lo contactamos al escritor para que nos cuente como se gesto
esta genial idea de devolverle algo a la música que tanto le dio y seguramente
disfruta con ahínco como a todos los que conformamos esta grey.
IDJ. Una cosa es disfrutar del jazz
como oyente y otra es volcar en papel textos que le hagan honor a tus
sentimientos sobre esta música. ¿Cómo desarrollaste la idea de este libro?
FA.
En primer lugar, antes que aficionado al jazz soy escritor. Empecé a escribir a
los 10 años y no he parado. Lo mío es la ficción, es mi forma de volcar mis
pasiones y si antes, en 2009, publiqué un libro con relatos relacionados con la
pintura y la estética (“Lienzos en blanco”) ahora es con el jazz, otra pasión
que disfruto como oyente. Tenía tres relatos archivados cuyo tema tocaba
tangencialmente el jazz y decidí ponerme a componer al menos una docena para
reunirlos en un libro. El resultado es heterogéneo: cuentos, relatos, intriga, naturalismo,
realismo mágico, dosis de Historia con mayúsculas, textos que entran en la
psicología del creador o en la del aficionado…
IDJ. Esta todo en Internet, se suelen decir. No hace falta comprar en
formato físico, libros, discos o cualquier objeto que lleve en su manga la
etiqueta de cultural. ¿ Como te llevas con ese dilema?. Los que pertenecemos a
las generaciones más viejas seguimos predestinados al libro de papel, los CDS
originales y le sumamos nuevamente el vinilo.
FA.
Soy un apasionado del objeto físico como elemento estético y coleccionable.
Ahora mismo viven en perfecta armonía en mi casa vinilos, CD’s, cassettes y
mp3. Al blog me envían igualmente discos físicos que archivos multimedia. Creo
que vivimos en una época sincrética en la que todo es válido y yo me presto a
conciliar tradición con modernidad. ¿No es eso acaso el jazz? En este sentido,
espero que “Noche de jazz”, que ya está en el mercado en formato físico,
aparezca como e-book el próximo verano.
IDJ. Cuanta alegría y cuánta
frustración conlleva el escribir un libro de este tipo, que sabemos está destinado
a un campo específico de público, minoritario por cierto.
FA.
Espero que no. Es cierto que los aficionados al jazz encontrarán un valor
adicional a los relatos, y que hay ciertos relatos que no se entienden si no se
conoce a los músicos y sus circunstancias, pero casi todos los relatos son
literarios, ficción en un buen tanto por ciento de sus párrafos, y confío en
llegar también al público general. En todo caso, este es el tipo de libro que
siempre busco en las librerías, uno que aúne buenos argumentos, historias
seductoras y referencias a aquello que me conmueve, por ejemplo el Jazz.
IDJ. ¿Qué lugar ocupa la música y por
ende el jazz en particular, en tu día a día ?
FA.
Intento escuchar música a todas horas, en el coche, en casa, escribiendo. Suele
ser jazz, pero no desprecio ningún otro tipo de música. Crecí escuchando a The
Beatles, mi primera compra de discos fueron dos cassettes, uno de Mozart y otro
de Bowie, y este año he estado trabajando en el musical “Germinal”
(www.germinalmusical.com) que tiene una partitura sinfónica, pero el jazz es la
música de las músicas, inagotable. ¿En qué otras músicas puedes asistir a la
interpretación y a la creación al mismo tiempo?
IDJ. En una parte de tu blog mencionas
la idea de inconformidad permanente que persigue a todos los que en mayor o
menor medida escribimos; querer escribir ese libro tan soñado, tan buscado y
que rara vez encuentro. Lograste mirarte al espejo y dar en la tecla con ese
ideal tan perseguido.
FA.
Y es que, a veces, es un espejismo. Escribir tiene ciencia y tiene algo de
espiritual. En ocasiones, escucho bop escribiendo y es como un acelerante, te
lleva a ese momento en que vas escribiendo tan deprisa (una vez llegué a 600
pulsaciones por minuto) y aun así temes que tus manos no vayan tan deprisa como
tu imaginación. Es pura agonía. Luego, piensas que has hecho un texto sublime,
pero sabes que debes dejarlo reposar y después repasar, y unos días después lo
relees y lo borras del ordenador. Parece frustrante pero es como funcionan las
cosas. El día que un texto bien macerado te da buenas vibraciones es un día
grande. Yo tuve que escribir 20 años para llegar a tener esta sensación y
decidir que podía entregárselo a los lectores.
IDJ. Cada relato lleva el nombre de
ícono del jazz, o un lugar referencial en las páginas del género o esta
asociado a los distintos estados de ánimo que provoca esta música. ¿Cómo fue
ese proceso de elección?
FA.
Fue instintivo. Hay músicos que me gustan y no están ahí, pero básicamente las
historias fueron surgiendo en mi mente con un músico y unas circunstancias o un
disco asociados, y de ahí surgieron los relatos. Aparecen Monk, Miles, Sonny
Rollins, Dexter Gordon, Mingus, Billie Holiday… y muchos otros presencial o
tangencialmente, pero me habría gustado que estuvieran también Coltrane o Duke
pero no surgió. Simplemente, no surgió. Y ahora estoy pensando que podría haber
una segunda parte y…
IDJ. ¿Qué expectativa tenés con el
libro?
FA.
Como lo has calificado de minoritario, espero ir llegando poco a poco a los
amantes del jazz, darle una vida larga al libro, esperar que lo vayáis leyendo
y recomendando a vuestros amigos, ahora o dentro de diez años, convertirlo en
un clásico, que se convierta en un libro para leer con un disco de fondo y no
pase de moda porque, a fin de cuentas, habla de un jazz que ha estado siempre
ahí.
© Impronta de Jazz
Grande Feliz!! Grande Miguel!!
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