domingo, 29 de mayo de 2016

EDUARDO ELÍA - SOLO


Siempre pensé el dialogo a piano solo como un ideal hacia un nivel superior, como la soledad de la montaña, inhóspita y desolada dueña de una belleza singular, donde radica su originalidad. Es una prueba para sacar a la luz el fuego interno.

El concepto está  lejos de los senderos trillados porque nos aleja del conservatorio y el enfoque clásico del instrumento en trabajos de este tipo. El músico apuesta a una continuidad que ilumina una faceta más personal e introspectiva. Casi como un aprendizaje espiritual. Una mano izquierda marca líneas bien articuladas por una derecha de elegancia armónica, que da una idea acabada del buen gusto del material seleccionado.

Mediante la combinación de solo tres composiciones de cuño propio y ocho relecturas en donde quizás, no lo sé, intuyo quiso integrar todas sus influencias; el disco entero está bajo el signo de un lirismo que no peca nunca de sentimental.
Acá hay napas profundas y una hondura inquietante; sus tres composiciones “Una Idea”; “Wertic” y “Pasajero Frecuente” están admirablemente construidas y son ejemplo de erudición en los azarosos senderos de su teclado. Con una falsa sensación de espontaneidad, lo registrado tiene peso filosófico para aquellos que sentimos lo más íntimo del viaje musical, cuya escucha derrama la reflexión de un artista que se  afirma como uno de los ineludibles a tener presente.

Once entidades que están vinculadas en consonancia con el alcance de su talento, el tiempo de su herencia artística, los modelos musicales de su generación y los valores que representan: una prueba más de la universalidad de la música del pianista cordobés. 

Gran trabajo de una potencia emocional sabia y elaborada que vuelve a extasiar. No dejará indiferente a nadie.

“Don Juan me había dicho que sin tristeza y añoranza uno no está completo, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza.”

Carlos Castaneda


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