En una entrevista con The New York TImes, la leyenda del jazz reapasa, entre muchas cosas, su encontronazo con Charlie Parker o su colaboración con los Stones.
Sonny Rollins, qué duda cabe, es el artista vivo más celebrado del jazz. Su nombre tiene status de leyenda y aunque ya no toca el saxo porque una fibrosis pulmonar se lo impide, todo aquello relacionado con su vida y sus apariciones mediáticas son motivo de atención inmediata.
Existe ya desde hace algún tiempo una iniciativa en Nueva York para rebautizar el puente de Williamsburg como Sonny Rollins, propuesta que ha recogido miles de firmas y que acaso en un futuro cercano se haga realidad. La historia que la sustenta, bien conocida por el mundo del jazz, remite al año sabático que el saxofonista se tomó en 1959 para mejorar su técnica, ya que era básicamente un autodidacta. Optó por ensayar debajo del mencionado puente, generalmente en soledad aunque en ocasiones acompañado por Jackie McLean o Steve Lacy. A su regreso editó The Bridge, su álbum con mejor recorrido comercial.
Sonny está a punto de cumplir 90 años. Ofreció su último concierto en 2012 y sus problemas físicos lo obligaron a abandonar la práctica de su instrumento dos años más tarde. Ahora se anuncia la edición de un disco con material inédito por parte del sello Resonance Records, cuyo expertise es, justamente, encontrar y tratar con esmero música de alto vuelo que no ha sido publicada.
Recientemente, Sonny ha hecho un singular repaso de su carrera en una entrevista con The New York Times que tuvo amplia repercusión.
Cuenta allí que cuando tomó conciencia de que no podría seguir tocando el saxo la primera impresión fue traumática. "Pero me di cuenta de que en lugar de lamentarme y llorar debería estar agradecido por haber podido dedicarme a la música toda mi vida".
Se arrepiente en esta suerte de confesión de algunos episodios de su trayectoria, que los críticos y los músicos no pasaron por alto. Como cuando "provocó" a Charlie Parker, el gurú del bebop, con la melodía de "Anything you can do (I can do better)" en un solo. "Fue una estupidez haber quedado envuelto en ese episodio, era muy ignorante", asume hoy. "Sigo siendo ignorante para muchas cosas".
Algo similar recuerda del único tema que grabó con Coltrane. Fue Tenor Madness, incluido en el álbum del mismo nombre que el cuarteto de Sonny registró en 1956. Sonny responde a una línea de Coltrane tocando las mismas notas pero al revés. ¿Una muestra de suficiencia o soberbia? Habrá que recordar que ambos saxofonistas no le escapaban a la competencia. Y que el propio Miles Davis, antes de reclutar a Coltrane para su grupo intentó sin éxito sumar a Rollins. "Yo tenía la sensación de que era mucho más popular que él", acepta Sonny en la mencionada entrevista. Y confiesa que en Tenor Madness tocó a media máquina, a diferencia de Coltrane. "Fue inmadurez", se acongoja. Sonny es uno de los grandes artistas consultados para un reciente documental sobre la vida y música de Coltrane.
También recuerda en esa entrevista su colaboración con los Rolling Stones, que encaró a desgano y sólo por insistencia de su mujer. Y asegura que no se siente solo hoy con su vida en Woodstock. "A mi edad, todos mis amigos ya no están. A veces me empiezo a lamentar pero entonces digo: no, qué bueno no tener a quien llamar para perder el tiempo hablando".
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