Sale a la venta el primero de los nueve discos que dejó sin editar Bernardo Sassetti, el portugués que componía una música incomparable.
Al mundo del jazz le sobran historias de culto. La mayoría son legendarias y hasta incomprobables -como aquella del piano sin teclas con el que Monk ensayaba en su oscuro confinamiento en la casa de Pannonica- y otras, las menos, son verificables y actuales.
Una de ellas llega de Portugal, país que en los últimos años proyectó grandes figuras y sellos discográficos. La editora Clean Feed, por caso, logró una expansión internacional envidiable, incorporando a su catálogo grandes figuras de la vanguardia jazzística como Kris Davis, Tony Malaby, Marc Ribot, William Parker y muchos más. Pero también lanzó a escena a extraordinarios músicos locales como Susana Santos Silva, Rodrigo Amado, André Fernandes y tantos otros.
Entre ellos, sobresale Bernardo Sassetti, un pianista y compositor cuya temprana desaparición contribuyó a dibujar su estatus de leyenda. Dicen quienes lo escucharon en vivo que su música abre las puertas a una epifanía incomparable. De estilo reflexivo, con especial sensibilidad por la melodía y con formación clásica, Sassetti fue un hito en la música contemporánea portuguesa y en el jazz en particular. Dos discos editados por Clean Feed agigantaron su figura. Nocturno e Indigo, lanzados a principios de este siglo, lo exhibieron en un nivel de expresividad notable. El primero resultó ser el disco de jazz instrumental más vendido en la historia de Portugal hasta el momento.
Pero también sus discos en trío y sus colaboraciones con otros artistas, como el también pianista Mario Laginha fueron celebrados por la crítica y el público. Inclusive, su habilidad para la construcción de climas lo derivó a la composición de bandas sonoras de películas del cine portugués y de otros países, como la reconocida Talented Mr Ripley.
Sassetti murió en 2012, a los 41 años, al caer por un acantilado mientras tomaba fotografías en la región lisboeta de Cascais. Dejó mucha música inédita que sus herederos se proponen publicar. Por lo pronto, en los últimos meses vio la luz un disco exquisito de piano solo que Sassetti grabó en 2005 en el Teatro Micaelense de San Miguel, en la isla más grande de las Azores, donde el músico viajó interesado en cierta leyenda que insinuaba que el piano de ese complejo exponía características únicas.
El disco se llama simplemente Solo y se editó con el impulso de la Casa Bernardo Sassetti, una fundación que se integró luego de su muerte para promover su legado. Es música atrapante, que explora la tradición portuguesa y los climas cinematográficos, entre los se cuela una relectura de After the Rain, de Coltrane.
Este álbum es el primero de nueve que la Casa Bernardo Sassetti se ha comprometido a editar en los próximos años. Entretanto, su herencia musical ya es motivo de tributos. Músicos contemporáneos de Portugal le vienen rindiendo homenajes en discos y presentaciones en vivo. Entre ellos, Bruno Pernadas, Alberto Conde y la Big Band Junior.
Pero la casi veintena de discos que editó en vida, ya sea en formato solitario como en trío y en dúos con otros artistas resultan un descubrimiento excitante para quien no lo tenía en el radar. Un artista que, como pocos elegidos, conmueve desde las primeras notas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario