Los libros de esta editorial hasta el
ante año pasado entraban a Argentina, sin problemas. Después empezó a mermar para luego encontrar solo lo que les
queda de saldo, que lo sabemos, referidos al jazz es más bien poco. La verdad
no entiendo el porqué, ya que si es por el freno a las importaciones que rigen
hoy en nuestro territorio debido a las políticas proteccionistas del gobierno
entiendo que ningún país fabrica todo en ninguna parte del mundo y menos aún un
libro de éste tipo. En fin a otra cosa mariposa.
El contenido de lo relatado aquí está
más apuntado a la dura historia de vida que llevó el Jim Morrison del jazz, Art
Pepper y enfocado más que nada para ese costado lejos de los intríngulis
jazzeros.
Poco hay de contenido estrictamente jazzístico
por lo que hemos podido averiguar, pero la historia es atrapante desde la
primera página. Una de las cosas que siempre me llamó la atención de este
músico es que me costaba entender como podía meterse tanta porquería dentro del
cuerpo y tocar como tocaba.
La historia fue engendrada por Laurie, tercera esposa del susodicho y da
cuenta de una existencia abocada a la música, pero opacada por los vicios que
persiguieron a tantos jazzmen de aquella generación.
A partir de un acto reflexivo y de honestidad
brutal el saxofonista cuenta en detalle su paso por San Quintín en lo que fue
su derrotero carcelario y como convivió en
ese mundo de luces y oscuridades en el
trayecto de su vida.
Como les suelo informar se puede
conseguir encargándolo afuera o que algún alma caritativa viaje y se los
traiga. Un documento indispensable y está traducido al español.
Dejamos como muestra una de las partes
del libro :
“Me miré en el espejo, miré a Sheila y
miré las rayas de heroína. Cogí el billete de dólar y las aspiré una tras otra.
- Esto es - dije, esto es lo único que
me vale. Si esto es lo único, voy a seguir con ello, cueste lo que cueste....
Y en ese momento sabía que la policía
un día me detendría, que iría a la cárcel y que no sería débil; no sería un
delator como tantos farsantes, los payasos, los infraseres, la chusma que
pulula por todas partes, la gentuza que siempre está agazapada y al acecho, la
escoria que acabó con la música, la gente que acabó con este país, la gente que
acabó con el mundo entero, la chusma horrible, repulsiva, putrefacta que
siempre tiene una carta en la manga, la gente del Black Power, los siniestros
hijos de puta que se aprovechan de ser negros y todos los que vinieron después;
las mujeres guarras, las marranas de tres al cuarto que no tienen corazón y son
incapaces de querer, que no saben lo que es el amor, porque están vacías por
dentro, porque no son personas, todos esos canallas repelentes que nada tienen
que ofrecer, que no son nadie, que desde siempre estuvieron condenados a no ser
nadie.
Todo cuanto puedo decir es que en ese
momento percibí que había encontrado la paz interior. Una paz interior de
producción sintética, pero después de haber pasado por todo aquello y de haber
hecho de todo, cambiar todo aquel sufrimiento por la felicidad absoluta...No
había que hablar, está claro. Me daba cuenta. Me daba cuenta de que a partir de
ese momento iba a ser, si queréis que use esa palabra, un yonqui. Era la
palabra que por entonces se utilizaba. Es la palabra que se sigue empleando. En
eso me convertí entonces. Eso es la que sigo siendo. Y así voy a morir: como un
yonqui.”
Memorias de Art Pepper
Art y Laurie Pepper
Prólogo de Gary Giddins.
552 Páginas.
Título Original: Straight Life: The
Story Of Art Pepper
Traducción de Antonio Padilla.
Publicado por Global Rhythm Press.
Colección Biorritmos. (2011)