Al
día de hoy recuerdo, cuando adquirí en mi patria chica el debut del músico que nos
ocupa en esta reseña. Estaba entre “Urbes” de Paula Shocron y éste. El dueño
del local a la vieja usanza, me sugirió un: ¿escuchaste esto?, mientras
sostenía “Callado” de Eduardo en su mano, prologado en las notas internas por
Hernán Merlo, optando servidor por lo segundo.
El
trinomio que conforma este disco hace levantar cabeza y oídos hasta el más
dormido. Estamos delante de un pianista, con cuatros trabajos en su haber y que se perfila a ser uno de los grandes
nombres a tener en cuenta de la escena actual. Su personal concepción, se ha
ido consolidando disco a disco.
Música
de autor, preñada de cierta nostalgia, cubierta por un manto de contornos suaves y misteriosos con una
intensidad especial. Paisajes etéreos, piezas introvertidas, notas en
suspensión, un caminar de búsqueda por el piano con delicadeza en su toque;
prestando atención a la articulación de las notas y sonidos que deviene en un repertorio que se balancea entre elasticidad y abstracción.
Las
composiciones proponen observar, escuchar y avanzar sobre cada tema
descubriendo esas transparencias como en “Lo que dura un instante”, cuyo espíritu de
fineza se nos entrega con ese aroma sobrecogedor. Las superficies sonoras, las
mezclas de colores reflexivos, los climas algodonosos; evocadores de distancia conforman un lenguaje maduro.
Los
desequilibrios contenidos y opacidades brotan de cortes como “Fastone” o
“Pasajero Frecuente”, que son puntos de acumulación de tensiones junto con “La Persistencia De Lo
Fugaz”; que se ven fortalecidas por el entramado sólido que constituyen contrabajo
y batería. La intención no recala en mostrar las individualidades sino la labor
conjunta para abrir horizontes nuevos y sacar el mejor partido al contexto de
cada tema.
Eduardo
crea un inteligente universo cuyo sesgo se instala rara vez en el lado amigable
de la escucha, pero que tampoco viaja al extremo del camino pedregoso y que
mantienen implicado al oyente, demandando un alto nivel de entrega. De enorme
placer
Eduardo Elia: Piano y Composiciones
Cristian
Andrada: Contrabajo
Luciano
Ruggieri: Batería
R:IDJ
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