Un inmaculado box set catapulta para la
posteridad, el paréntesis noventesco de Luis Alberto y hay nostalgia en todo
esto. La reedición, en el formato que parecía pertenecer al pasado, surge en el mismo contexto histórico en que la
banda se dio a conocer. La Argentina neoliberalizada, asistía y era espectadora
de la continuidad mutante de un mito de la música local; junto con un power
trío de rock puro y duro, ofreciendo su inobjetable visión siempre fiel al
espíritu del poeta mayúsculo que fue Luis.
Década de muchos hechos políticos que
se vivían con gran intensidad. Uno de ellos;
el gran paro docente, que Luis abrazó con su solidaridad, la “Carpa De Los Maestros”, como se conoció y
tocó: “Barro Tal Vez”. El azar quiso que esta música despertara de su
letargo en un contexto político igual o peor creo yo, que antaño. Las
carcajadas de la historia.
El fetiche de lujo contiene, una caja con 4 vinilos transparentes junto a
un libro de fotos que fue un viraje a las fuentes de “Pescado Rabioso”, en la
discografía del emblemático músico argentino; donde pisó a fondo el acelerador
y materializo su visión de época con letras supremas y sonidos de guitarra que
te partían la cabeza.
Tuve la oportunidad de verlo en Córdoba
cuando vivía en mi ciudad y quedamos
saciados de rock con clase, sumando la incontrastable calidad del flaco para
escribir. Verlo en vivo exponía un país que ya estaba sobre-estimulado,
donde se vivía con la ilusión y el espíritu embriagador de que éramos parte,
por un ratito, del primer mundo.
No quiero dejar pasar a los dos musicazos
que lo acompañaron: Marcelo Torres en bajo eléctrico, músico que como solista y
coparticipe de otros proyectos, trabajo
en la vertiente de la música instrumental de proyección y Daniel “El Tuerto” Wirtz
en batería, un fuego sin control que arrasaba todo a su paso.
El abrazador marasmo que quedaba
después de escuchar la versión de “Sucia Estrella”, “Cheques” o la sutileza de
“Luna De Abril” no dejaban de ser un fresco de época, que servía de bálsamo y
que exponía abiertamente y sin tapujos, lo ideológico como elemento transformador
de lo social, que convivía a la par del sujeto proto-capitalista
que todo lo compraba.
Luis como otros colegas comprometidos
de aquella etapa, también dejo su huella. Un artista que supo integrar su
evolución como compositor, sabiendo moverse en cada paso de su historia
replanteándose un camino más allá de “Muchacha...”; integrando su propio
lenguaje siempre consecuente con los tiempos que le tocaron vivir.
Este cofre definitivamente es el mejor
tributo para reivindicar aún más su marca indeleble, que se agigantará con el
paso del tiempo, y donde convergieron tres personalidades de elevado talento, audaces
e inspiradas. Imprescindible como objeto de colección, este relanzamiento no
hace más que aumentar aún más la figura inabarcable de un profeta en su
tierra.
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