Así como el jazz se expande en la
vitalidad de músicos que surgen y se renuevan, en festivales, clubes y
creciente interés de un público ávido, también los libros sobre el género, su
historia y sus protagonistas ganan terreno en las bateas con buena respuesta de
lectores.
Hay clásicos, se sabe, como los
imprescindibles de Ted Gioia y las Memorias de un ladrón de discos de Carlos
Sampayo. Pero en los últimos meses comenzaron a publicarse localmente libros
que ven la luz a partir del esfuerzo de editoriales independientes que
revitalizan puntos de vista sobre el jazz para lectores en español. Fue hace
poco Talking Jazz, citado en esta columna, que rescató una serie de entrevistas
a músicos claves en la historia y la actualidad del género. Fue una apuesta de
la editorial marplatense Letra Sudaca. Ahora, la rosarina Homo Sapiens puso en
circulación Gente con Swing, textos de jazz compilados por Horacio Vargas, y
aprovechó la Feria del Libro para su presentación.
El concepto es simple: el
escritor, periodista y productor Horacio Vargas seleccionó una serie de textos
publicados en medios argentinos y españoles, en los que se entreveran
escritores, músicos y periodistas especializados en jazz.
Se alistan así escritores como
Beatriz Sarlo, Marcelo Cohen o Jorge Fondebrider y también Juan José Saer o
Antonio Muñoz Molina. Sarlo rescata el anclaje cultural de los creadores de
distintas épocas. "El sonido de cada gran músico de jazz es una de sus
marcas personales de originalidad, marca producida en la escucha de la tradición
cultural. Sin un anclaje sólido en esa tradición no hay innovación ni
ruptura", sostiene. Sampayo sobrevuela ciertos vínculos entre la
literatura y el jazz y jerarquiza la biografía del gran saxofonista Art Pepper
(Straight Life), al aseverar que en ese relato se filtra una belleza que logra
acaso por primera vez "una comunión no forzada entre jazz y
literatura".
De Muñoz Molina se posteó un
texto publicado en El País de España sobre la relación entre Red Rodney y
Charlie Parker, aunque hay que decir que este laureado escritor español
acredita varias columnas de alto vuelo sobre el género. Su descubrimiento del
pianista portugués Julio Resende es una muestra que vale la pena buscar.
Marcelo Escalona se detiene en Bill Evans y rememora el concierto que el
artista ofreció en Rosario en 1979, un año antes de morir. Cuenta allí que
Horacio Vargas recordó tres cosas impresionantes: la dificultad con la que
llegó caminando hasta el piano ("Im very sick"), las inyecciones de
cortisona que le colocaban entre los dedos para que se muevan mejor y aun así,
la mejor música que se haya esuchado allí.
Jorge Fondebrider ensaya una
discrecional selección de músicos "segundas líneas", a los que llama
así por haber coincidido con contemporáneos de gran renombre o suceso. Y entre
ellos cita al pianista Elmo Hope y a los saxofonistas Don Byas, Ike Quebec y
Tina Brooks. Marcelo Cohen repasa nombres de músicos argentinos y se detiene en
la obra de Eduardo Elía, un pianista exquisito como muchos otros que pueblan la
escena local.
El libro recopila también
columnas de Juan Sasturain, Sábat, Diego Fischerman, Pablo Gianera, Humphrey
Inzillo, Sergio Pujol, Jonio González y César Pradines, entre otros, y es una
invitación a buscar musicalidad y ruptura en textos sobre un género que tiene
mucho por contar.
Fuente: Revista Veintitrés
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