Luego de unas vacaciones en Córdoba Capital, me he vuelto sorprendido de cómo avanza la ciudad, mi ciudad, donde ya no vivo, pero que llevo en el corazón a cada momento, hermosa, plena, internacional, culturalmente rica en propuestas, y por sobre todas las cosas, con esa tonada que me hace fácilmente reconocible cuando hablo. Nos hemos vuelto con adquicisiones varias, que tienen que ver con el jazz, por supuesto. La editorial Ma Non Tropo, a hecho su entrada al País con libros referidos a nuestro tópico. Adquirí un libro de esta casa que se llama " Jazz la historia completa" de Julia Rolf un delicado objeto más visual que escrito, con unas fotos, que nos tiran al piso . La tapa ( que es el anzuelo para conquistarnos ) nos muestra a Clifford Brown en pleno acto poético con su trompeta, el resto del contenido son epítomes sobre cada artista en particular intentando abarcar el todo. Luego paseando tranquilo por disquerías nos recomendaron el último disco de Paula Shocron - "Urbes" ( pianista Rosarina ) e hicimos caso, comprobando una vez más la calidad de jazz que está ofreciendo Argentina.
Otra de las cosas que observamos en el recorrido es mucha gente de otros países visitando la ciudad acompañados de traductores. También nos llamó la atención, volviendo al tema de los libros de música encontrarnos con ediciones tanto de Jazz como de otros géneros y artistas, en Inglés y a bajo costo, comparándolos con los que compramos al castellano. ¿ Será que a partir de la crisis que el mundo más "pudiente" tiene, están mandando para estos lares lo que ellos no pueden vender, ya que la cultura y sus accesorios, en un mundo capitalista no son elementos de primera necesidad ? Vaya a saber y dejo abierta mi pregunta para los amigos que nos escriben del primer mundo.
Así estamos entonces, dispuestos a conectarnos a partir de la palabra escrita y con nuestro programa en la radio. Les dejo una reseña que hice sobre un disco que me acompaño en el viaje de Henri Texier, y que me fascinó por lo variado de la propuesta, anclada por los lados africanos .
Otra de las cosas que observamos en el recorrido es mucha gente de otros países visitando la ciudad acompañados de traductores. También nos llamó la atención, volviendo al tema de los libros de música encontrarnos con ediciones tanto de Jazz como de otros géneros y artistas, en Inglés y a bajo costo, comparándolos con los que compramos al castellano. ¿ Será que a partir de la crisis que el mundo más "pudiente" tiene, están mandando para estos lares lo que ellos no pueden vender, ya que la cultura y sus accesorios, en un mundo capitalista no son elementos de primera necesidad ? Vaya a saber y dejo abierta mi pregunta para los amigos que nos escriben del primer mundo.
Así estamos entonces, dispuestos a conectarnos a partir de la palabra escrita y con nuestro programa en la radio. Les dejo una reseña que hice sobre un disco que me acompaño en el viaje de Henri Texier, y que me fascinó por lo variado de la propuesta, anclada por los lados africanos .
Henri Texier - Water Alert
Si viajaramos a Africa acompañados por este trabajo, el sonido del contrabajo de Texier sería la tea que ilumina un safari de noche para ver los leones en su ambiente natural, o la celebración de un amanecer naranja. Dueño de un sonido corpóreo y de profundo toque físico y hasta me atrevo a decir musculoso en cuanto a la fuerza de la propuesta, de corte político por el problema del agua en el mundo, el francés hace su reclamo ecológico a partir de éste trabajo.
El sexteto suena a pleno, en los distintos cortes del disco, eso sí, la quilla es el francés y las cuadernas ( el grupo ) sostienen a través de los 12 cortes, ideas y aportes a las composiciones, que hacen al resultado colectivo.
También aparecen figuras musicales de indignación, por lo mencionado anteriormente y esto lleva al grupo,como en el corte 2 y 6, a un sonido contrahecho y rabioso, dicho esto último en un sentido encomiástico.
La coloratura de la propuesta pasa por distintos estadíos, de la música africana, columna vertebral como sonido y fuente a explorar indefinidamente, al rock más eléctrico, a la improvisasión free, o revisitaciones a la música de su continente. El oyente se dispone a sintonizar distintos canales en los cuales visualizamos y escuchamos, por donde nos saca a pasear Henri y sus guías. Un sonido globalizador, sin caer, por supuesto, en la chamusquina comercial. Los músicos que lo acompañan son excepcionales y no esperemos menos.
Sebastien Texier es ampliamante diestro tanto en el clarinete alto como en el saxo del mismo calibre ( hago mal si digo que su sonido me hace acordar al Coltrane más africanista ?? ) . Francois Corneloup termina por ser la prolongación del sonido de H.Texier, en cuanto a grosor y gordura , lo que le da personalidad al trabajo, Manu Codjida pasa de ser Ritchie Blackmore, a Dave Fiuczynski o Marlon Brando tocando la criolla, si se lo piden y Christophe Marguet, el Shelly Mane, en la versión compuesta por él para Daktari, se acuerdan, la serie que veía de chico.
Guéorgui Kornazov aporta toques aquí y allá con fineza y astucia de zorro, como en el corte Nro 7 donde nos invita a mirar un mar indefinido ( para mí ) el mejor del disco.
Un álbum que demanda una escucha atenta y exigente, pero que al cabo de repetidos randoms, de nuestra compactera ( para quienes seguimos escuchando discos, como debe ser ) ofrece placeres, como tomar un vaso de agua helada en una abrasadora siesta de verano, si más sostén, que la audición de un trabajo con seis músicos encaprichados con algo que decir.
El sexteto suena a pleno, en los distintos cortes del disco, eso sí, la quilla es el francés y las cuadernas ( el grupo ) sostienen a través de los 12 cortes, ideas y aportes a las composiciones, que hacen al resultado colectivo.
También aparecen figuras musicales de indignación, por lo mencionado anteriormente y esto lleva al grupo,como en el corte 2 y 6, a un sonido contrahecho y rabioso, dicho esto último en un sentido encomiástico.
La coloratura de la propuesta pasa por distintos estadíos, de la música africana, columna vertebral como sonido y fuente a explorar indefinidamente, al rock más eléctrico, a la improvisasión free, o revisitaciones a la música de su continente. El oyente se dispone a sintonizar distintos canales en los cuales visualizamos y escuchamos, por donde nos saca a pasear Henri y sus guías. Un sonido globalizador, sin caer, por supuesto, en la chamusquina comercial. Los músicos que lo acompañan son excepcionales y no esperemos menos.
Sebastien Texier es ampliamante diestro tanto en el clarinete alto como en el saxo del mismo calibre ( hago mal si digo que su sonido me hace acordar al Coltrane más africanista ?? ) . Francois Corneloup termina por ser la prolongación del sonido de H.Texier, en cuanto a grosor y gordura , lo que le da personalidad al trabajo, Manu Codjida pasa de ser Ritchie Blackmore, a Dave Fiuczynski o Marlon Brando tocando la criolla, si se lo piden y Christophe Marguet, el Shelly Mane, en la versión compuesta por él para Daktari, se acuerdan, la serie que veía de chico.
Guéorgui Kornazov aporta toques aquí y allá con fineza y astucia de zorro, como en el corte Nro 7 donde nos invita a mirar un mar indefinido ( para mí ) el mejor del disco.
Un álbum que demanda una escucha atenta y exigente, pero que al cabo de repetidos randoms, de nuestra compactera ( para quienes seguimos escuchando discos, como debe ser ) ofrece placeres, como tomar un vaso de agua helada en una abrasadora siesta de verano, si más sostén, que la audición de un trabajo con seis músicos encaprichados con algo que decir.
Sébastien Texier - clarinete, clarinete alto, saxo alto
Francois Corneloup - saxo barítono
Gueorgui Kornazov - Tombone
Manu Codjia - Guitarra
Christophe Marguet - Batería
Henri Texier - Contrabajo
Francois Corneloup - saxo barítono
Gueorgui Kornazov - Tombone
Manu Codjia - Guitarra
Christophe Marguet - Batería
Henri Texier - Contrabajo
Reseña: Micky Almada
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