domingo, 26 de julio de 2015

ERNESTO ZEPPA - NÓMADE


Según el diccionario, nómade se usa para definir a toda aquella persona o animal que se traslada de un lugar a otro sin tener un punto estable de residencia. Es decir por su errancia manifiesta.

En el curriculum de Ernesto figura su participación con músicos importantes tanto locales como extranjeros. Con 9 cortes y solo uno de su autoría, la propuesta sopla fuerte, como un viento áspero al oído de quien sienta la curiosidad de acercarse.  

Lo más plausible del músico, son sus matices sobre el discurso rítmico en relecturas sobre composiciones poco frecuentadas de bestias sagradas, no solo de su instrumento. Hay tersura y calidad técnica en su toque, con un marcado viraje hacia los sabores afrolatinos. Una cualidad esta última que queda plasmada en un sonido limpio, casi artesanal con una presencia incesante.

El corte de apertura sobre un tema de DeJohnette es un viaducto que canaliza y transmite una energía que se acrecienta entre las emanaciones que suman los otros instrumentos, siendo grabado a dos baterías; funcionando como un carrusel de intensidades sin tapar a sus compañeros, con el acecho de los parches a troche y moche.  El grupo desde atrás del armazón de los temas impregna mucho calor e igual voltaje. “Atlantis” de McCoy Tyner trepa las montañas más elevadas buscando dosis de vértigo, con armonías abiertas y ritmos cadenciosos, impecable el trabajo de Pepe Angelillo en el piano.

Un verdadero espíritu festivo atraviesa el resto del compacto acercando nuevas miradas a cortes que brillan con luz propia; sin renunciar por ello a la libertad y a la belleza en un espacio espontáneo, sin guiños forzados expresado desde una postura acaparadora y actual. La pericia de Pablo Kalashnikov para entretejer una diversidad de senderos en la bandeja de vinilos, ofrece un oleaje variado al repertorio. Muy buena percepción por parte del baterista para seleccionar los temas.

Música vibrante, de esa que hace que uno inevitablemente mueva los pies presentada con excelente resolución sonora, que inserta ese toque ambulante en la concepción de su líder, recogiendo vivencias y experiencias que viajaron en el tiempo desde Venado Tuerto hasta Brasil moldeando la estructura de su identidad musical.  Como reza el final del corte dos: “Muy feliz viaje con la música en una travesía que se hará inolvidable.”


Ernesto Zeppa - Batería & Producción General
Ezequiel Dutil - Contrabajo
Juan Cruz de Urquiza - Trompeta
James Suggs - Trompeta
Pepe Angelillo - Piano
Diego Balta - Guitarra
Pablozqui - Bandeja de vinilos
Daniel "Pipi" Piazzolla invitado en: "Darkness to light"

domingo, 12 de julio de 2015

ENTREVISTA - EDUARDO ELIA



Con cuatro trabajos editados para un importante sello de la escena local, el pianista sigue manteniendo Villa María como lugar de residencia y Córdoba como centro de operaciones, resto del país incluido en este último escalafón.

Egresado de la escuela de música popular “La Colmena” (Córdoba), la propuesta musical de Eduardo a la hora de introducirse en territorios jazzisticos gira en torno a una idea clara de explorar texturas, timbres, formas y espacios sonoros para redondearlo con improvisaciones inteligentes.


IDJ. ¿Cual fue tu primer contacto con la música?

En mi casa siempre se escuchó música, o cuando viajábamos en el auto, además de que había un piano en la casa de mi abuela, mi madre siempre tocó un poco, y mi tía estudió formalmente, daba conciertos y se dedicó a la docencia llegando a ser directora del Conservatorio de la ciudad. 

IDJ. Cuando yo era un púber todo se gestaba en Buenos Aires, siempre fue la cara visible histórica por donde pasaron enormes figuras de todo tipo de música. Ver a un artista internacional por el interior era casi un milagro. Aunque esto cambió radicalmente, haber crecido y vivido en otro contexto distinto nos ha nutrido de otras ideas, otras memorias, de una complejidad diferente. ¿Cuál fue tu experiencia en este punto?  

La verdad es que empecé a escuchar jazz en el último año de la secundaria. Me regalaron un concierto de Jarrett en Bregenz y los Three Quartets de Corea. Me fui a vivir a Córdoba capital en 1992, época en la que según recuerdo empezó a venir gente de afuera.

Vino alguna vez Corea, y hubo un período en el que Fernando Tarrés, que residía en New York en ese entonces, trajo a  músicos como Danilo Pérez o Donny McCaslin para tocar y dictar clínicas en La Colmena.

En esos años empecé a descubrir esta música. Antes de eso escuchaba rock, y un poco de folclore y tango, sumado a que acostumbraba más escuchar discos, que escuchar mucha música en vivo. O sea que no sufrí demasiado en ese aspecto.

IDJ. Hay una triangulación de toda visita internacional que viene al País que abarca Buenos Aires, Córdoba y Rosario, festival Internacional de jazz incluido.

¿Cómo ves el crecimiento que tuvo la docta en el ámbito  que nos ocupa desde finales de los ’90, paso de la crisis con todo lo que implicó desembocando en un renacimiento fuerte y sostenido del jazz hasta ahora?

Me parece que el proceso del que hablás se dio más en Bs As, a partir de la decisión de un grupo de músicos que habían estudiado afuera, de reunirse y enfocarse más en las composiciones propias y  en una estética determinada, entre otros aspectos.

Creo que en Córdoba ese crecimiento se dio mucho más tímidamente y atomizado, con un grupo de músicos que empujaba cada uno desde su lugar, hasta que llegó el Festival de Jazz de Córdoba, en paralelo con el Festival de Buenos Aires, que hizo que nos reconozcamos unos a otros (no sin encontronazos en un principio) y pensarnos más como una cantidad de músicos que nos dedicamos a la misma música.

En ese momento también daba sus primeros pasos el Jazz Camp de La Escuelita, que sirvió para que, de la mano de los alumnos que participaban, se comiencen a formar circuitos de jazz en otras provincias.


IDJ. ¿Que opinas del momento, para mí, crepuscular que el jazz argento viene pasando, con sellos discográficos alternativos  a la altura de la demanda y mucha gesta independiente, por ejemplo Kuai Music o  Dice Discos por nombrar algunos?

Me parece buenísimo. Por un lado hoy es mucho más accesible grabar, por lo que se hacen más visibles un montón de propuestas que antes no se hubieran conocido. Por otro lado, internet y los sellos independientes hacen que las propuestas lleguen en forma más organizada, buscando cada una su nicho en el gusto de la gente que escucha música.

De todas maneras, creo que queda mucho camino por recorrer para solucionar el problema más importante en relación a las necesidades de los músicos, y es el cómo comercializar y cobrar por esa música.

IDJ. El negocio de la música, hoy por hoy,  tiene que ver con una pequeña parte, creo yo, del proceso comercial. Quiero decir que la historia no pasa más por donde lo hacía cuando éramos chicos y el disco en sus formatos tradicionales coronaba a artistas con público, siendo éstos últimos parte indispensable del final de la cadena.
¿Seguís creyendo en el valor del formato fisco para dar a conocer tu trabajo o, como muchos músicos lo consideran, ha pasado a ser simplemete un proceso de documentación de lo que hace el artista?

Hasta ahora edité en un sello que incorporó la venta por internet, además de poner los discos en Spotify, pero sigue al mismo tiempo distribuyendo discos de manera tradicional. Yo, por ahora, no puedo dejar atrás el formato físico.

Necesito que se sepa cuál fue el orden de los temas que elegí, que el arte acompañe, y necesito el objeto disco para poder venderlo en los conciertos o regalarlo a quién me parezca. Veremos a dónde nos lleva el progreso.

IDJ. Has trabajado con pequeñas formaciones desde el comienzo de tu carrera. Si tuvieses que elegir: ¿Te gustaría coquetear con conjuntos más grandes o hacer un disco a piano solo?

El disco a piano solo es algo que ya estoy pensando desde hace bastante, y creo que ya está cerca el momento de encararlo. Los orgánicos más grandes tienen el problema de la organización, y más en mi caso, ya que viviendo en Villa María no sería fácil conseguir los músicos, ensayar, etc. Pero por suerte no es algo que por ahora me resulte una necesidad. 

IDJ. Hay 3 años de separación entre “We See” y “Figuras” volviendo a la formación de trío. ¿Cómo fue el proceso creativo de este último? ¿La temática en que difiere con las anteriores?

Creo que “Figuras de un solo trazo” es una especie de continuación de “El yang y el yang”, el otro disco en trío. De hecho hay dos o tres temas que tocábamos con Jerónimo y Carto que no entraron en “El yang…”, y que están en “Figuras…”. Pasa que en el medio, recibí la invitación para el Festival de Bs As en 2011, pero con la propuesta de ir en dúo, y esa música terminó siendo “We see”, donde hay standards tocados muy libremente. En “Figuras…” la idea fue volver a tocar música original, experimentando con una serie de variables que son mucho más viables en el formato trío.

IDJ. ¿Vas a sacar de gira a “Figuras”? ¿Por donde y a partir de cuando?

La presentación de Córdoba ya está confirmada para agosto. Estoy terminando de cerrar para presentarlo en septiembre en la Universidad en Villa María, y en octubre lo estaríamos presentando en Rosario y Buenos Aires.

IDJ. Si tuvieses que nombrar gustos e influencias en tu instrumento ¿Quienes fueron tus referentes, autóctonos y foráneos?

Son demasiados. De cada época me gustan varios. Una vez me insistieron en que los nombrara, y creo que conté unos treinta pianistas. Empiezo?


Discografía referencial:

Callado (BlueArt Records - 2008)
El yang y el yang (BlueArt Records 2011)
We See (BlueArt Records, 2012)
Figuras de un solo trazo (BlueArt Records, 2015)


© Impronta de Jazz

domingo, 5 de julio de 2015

EDUARDO ELIA – FIGURAS DE UN SOLO TRAZO



Al día de hoy recuerdo, cuando adquirí en mi patria chica el debut del músico que nos ocupa en esta reseña. Estaba entre “Urbes” de Paula Shocron y éste. El dueño del local a la vieja usanza, me sugirió un: ¿escuchaste esto?, mientras sostenía “Callado” de Eduardo en su mano, prologado en las notas internas por Hernán Merlo, optando servidor por lo segundo.

El trinomio que conforma este disco hace levantar cabeza y oídos hasta el más dormido. Estamos delante de un pianista, con cuatros trabajos en su haber y  que se perfila a ser uno de los grandes nombres a tener en cuenta de la escena actual. Su personal concepción, se ha ido consolidando disco a disco.

Música de autor, preñada de cierta nostalgia, cubierta por un manto de contornos suaves y misteriosos con una intensidad especial. Paisajes etéreos, piezas introvertidas, notas en suspensión, un caminar de búsqueda por el piano con delicadeza en su toque; prestando atención a la articulación de las notas y sonidos que deviene en un repertorio que se balancea entre elasticidad y abstracción.

Las composiciones proponen observar, escuchar y avanzar sobre cada tema descubriendo esas transparencias como en  “Lo que dura un instante”, cuyo espíritu de fineza se nos entrega con ese aroma sobrecogedor. Las superficies sonoras, las mezclas de colores reflexivos, los climas algodonosos; evocadores de distancia conforman un lenguaje maduro. 

Los desequilibrios contenidos y opacidades brotan de cortes como “Fastone” o “Pasajero Frecuente”, que son puntos de acumulación de tensiones junto con “La Persistencia De Lo Fugaz”; que se ven fortalecidas por el entramado sólido que constituyen contrabajo y batería. La intención no recala en mostrar las individualidades sino la labor conjunta para abrir horizontes nuevos y sacar el mejor partido al contexto de cada tema.

Eduardo crea un inteligente universo cuyo sesgo se instala rara vez en el lado amigable de la escucha, pero que tampoco viaja al extremo del camino pedregoso y que mantienen implicado al oyente, demandando un alto nivel de entrega. De enorme placer

Eduardo Elia: Piano y Composiciones

Cristian Andrada: Contrabajo

Luciano Ruggieri: Batería

R:IDJ