domingo, 29 de mayo de 2016

EDUARDO ELÍA - SOLO


Siempre pensé el dialogo a piano solo como un ideal hacia un nivel superior, como la soledad de la montaña, inhóspita y desolada dueña de una belleza singular, donde radica su originalidad. Es una prueba para sacar a la luz el fuego interno.

El concepto está  lejos de los senderos trillados porque nos aleja del conservatorio y el enfoque clásico del instrumento en trabajos de este tipo. El músico apuesta a una continuidad que ilumina una faceta más personal e introspectiva. Casi como un aprendizaje espiritual. Una mano izquierda marca líneas bien articuladas por una derecha de elegancia armónica, que da una idea acabada del buen gusto del material seleccionado.

Mediante la combinación de solo tres composiciones de cuño propio y ocho relecturas en donde quizás, no lo sé, intuyo quiso integrar todas sus influencias; el disco entero está bajo el signo de un lirismo que no peca nunca de sentimental.
Acá hay napas profundas y una hondura inquietante; sus tres composiciones “Una Idea”; “Wertic” y “Pasajero Frecuente” están admirablemente construidas y son ejemplo de erudición en los azarosos senderos de su teclado. Con una falsa sensación de espontaneidad, lo registrado tiene peso filosófico para aquellos que sentimos lo más íntimo del viaje musical, cuya escucha derrama la reflexión de un artista que se  afirma como uno de los ineludibles a tener presente.

Once entidades que están vinculadas en consonancia con el alcance de su talento, el tiempo de su herencia artística, los modelos musicales de su generación y los valores que representan: una prueba más de la universalidad de la música del pianista cordobés. 

Gran trabajo de una potencia emocional sabia y elaborada que vuelve a extasiar. No dejará indiferente a nadie.

“Don Juan me había dicho que sin tristeza y añoranza uno no está completo, pues sin ellas no hay sobriedad, no hay gentileza.”

Carlos Castaneda


lunes, 23 de mayo de 2016

EAST OF THE SUN (WEST OF THE MOON)





Versión by : Ricardo Cavalli : Saxo - Fransisco Lo Vuolo: Piano - Juan Bayón : Bass- Eloy Michelini : Drums

domingo, 15 de mayo de 2016

PREMIOS MARTIN FIERRO 2016


Quedamos nominados por segunda vez al premio Martín Fierro Federal, que aquí en Argentina son como los oscars locales, en cuanto a magnitud del evento y objeto deseado por todos los que nos dedicamos a la comunicación y difusión.

La ceremonia se hará en Termas de Río Hondo, ciudad turística ubicada en la provincia de Santiago Del Estero, el Sábado 21 de Mayo del año en curso. 

Con mucha alegría y todas las ganas de volver con la estatuilla, agradecemos al jurado por habernos elegido nuevamente y a todos los oyentes que Sábado a Sábado nos siguen. 13 años al aire no es poco. 

 PROMO DIARIO DE LA REPÚBLICA - SAN LUIS - ARGENTINA









lunes, 9 de mayo de 2016

ENTREVISTA: JUAN “POLLO” RAFFO



Compositor, arreglador, director, tecladista y docente, tuvo en esta vida la oportunidad que no todos tenemos; que tu familia sea la que más apoye tus necesidades culturales y vea un camino de vida en ella.

Ha sido parte de grupos de culto de nuestro país y ha colaborado con gran parte del argot de artistas nacionales dedicado al rock en su mayoría. Por el lado más jazzero de la historia participó junto al trompetista Diego Urcola y compuso música para el álbum “Viva” del mismo artista, donde participan además Paquito D’Rivera y Dave Samuels.

Lo contactamos para que nos cuente sobre la gestación de lo que va a ser su último proyecto discográfico y como desde cualquier parte del mundo se pueden sumar voluntades y participar del mismo para hacerlo realidad.


IDJ. ¿Contanos acerca de cómo nace la idea de “Brindis” que es la cuarta parte del camino iniciado con “Música de Flores”?

JPR: Nace como una continuación natural del proceso que vengo llevando con este proyecto y con esta agrupación. Cíclicamente escribo material que es trabajado con el grupo tanto en ensayos como en actuaciones y finalmente terminan en la edición de un álbum.

IDJ. ¿La opción del financiamiento participativo que elegiste; lo pensaste desde  la  relación fuerte con tu público, o fue evitar la mediación de grandes compañías del mercado discográfico? Es un método que viene ganando terreno en el cual yo he participado y veo que se extiende cada vez más.

JPR: Ninguno de mis discos personales, sea con este proyecto o con anteriores como El Güevo o Monos con Navajas, fueron editados a través de compañías discográficas grandes. Siempre lo hice a través de sellos independientes y con producción propia. De modo que lo de evitar o no las grandes compañías nunca entró en la ecuación. Lo del financiamiento colectivo fue un consejo que recibí y que afortunadamente seguí.  En varias partes del mundo viene siendo la manera más eficaz de por un lado concretar proyectos y por otro establecer y afianzar la relación directa con una audiencia fiel.

IDJ. “Brindis” es la continuidad de una línea estética ambiciosa. ¿Pensás que tu carrera podría tomar otra dimensión?

JPR: Me parece interesante lo de “ambiciosa”… No me que queda claro si lo del cambio de dimensión tiene que ver con lo musical o con la llegada a la audiencia. En ambos casos me parece que los procesos son más bien graduales y que los cambios se van superponiendo y sumando. La percepción más precisa, creo, la tenemos en perspectiva cuando pasa cierto tiempo… digamos diez, veinte años.

IDJ. ¿Quienes son los músicos que participan en el registro?

JPR: El grupo con el que venimos juntos desde hace varios años: Martín Rur en saxos y clarinetes, Tomás Pagano en bajo y Rodrigo Genni en batería. Como invitados están Nora Sarmoria en acordeón y voz, Beto Merino en percusión y Marcela Galván y Ferrnando Lerman en flautas.

IDJ. ¿Con la vuelta que hay del vinilo, porqué no lo editaste en ese formato?

JPR: Creo que es mucho más práctico el Cd o cualquier otro soporte digital de buena calidad. Lo cual no quiera decir que no lo editaría en vinilo si alguien me lo propone. Dentro de lo que está en este momento a mi alcance, el Cd es la mejor opción.

IDJ. ¿Que esperás de “Brindis”? 

JPR: Principalmente que se escuche y que quienes lo escuchen lo disfruten. También espero que el sistema de financiamiento colectivo genere una nueva dimensión (acá me parece pertinente el término) en cuanto a comunicarse fluidamente con aquellos que se interesen en lo que hacemos.

© Impronta de Jazz 




lunes, 2 de mayo de 2016

COLTRANE POR SAMPAYO


 IMPRESIONES DE UN OYENTE

La música de John Coltrane, o mejor, su personalidad musical, irrumpió en mis sentidos hacia finales de 1960, cuando el interesado ya había abandonado definitivamente a Miles Davis y sentaba las bases de lo que se convertiría en una especial forma de arte que duraría el resto, corto, de su vida. Lo primero que escuché de él coincide con mi etapa de los descubrimientos, y era sorprendente.

Para una persona joven era imperativo, al menos entonces, ponerse contracorriente, y la adhesión a una estética heterodoxa era una buena carta de presentación. Recuerdo a un amante de Getz (y de Lester Young) que opinaba que Coltrane parecía la sirena de una ambulancia, seguramente ignorando lo que Panassié había dicho de Young mismo (1). Es cierto que aquellas casi exclamaciones que profería Coltrane a través del saxo tenor, las notas largas emitidas en la octava alta del instrumento no tenían precedentes y podían ser consideradas como una irreverencia cacofónica, pero eran parte ineludible de su totalidad, un rasgo casi dominante, quizá el más importante durante sus primeros años como solista personal. Coltrane ya había abandonado a Davis, pero lo que escuchábamos eran sus discos con Miles. La gente decía algo parecido a esto: "Se trata de la superación de Sonny Rollins". En realidad la definición evidenciaba el síntoma de la casi incomodidad que producía Coltrane con su música; Rollins era, en lo suyo, insuperable y Coltrane lo sabía.

Like Sonny reproduce una frase del saxofonista tenor dominante durante los años cincuenta y a partir de ella elabora una progresión de magnífica factura; a mi juicio, y quizá casualmente, está en esta composición la primera manifestación de Coltrane como artista autónomo (2). Claro es que antes estaba su solo en Round about Midnight con Miles Davis, pero allí aún no existe la autonomía de criterio de quien sabe que está trabajando en terreno propio. Para el propio Coltrane fue Giant Steps el verdadero punto de partida, pero ¿punto de partida hacia qué? Hoy es casi fácil verlo: la huella dejada por Coltrane en el jazz, y particularmente en los saxofonistas, es enorme, casi todos han sufrido en mayor o menor medida su influencia y cuando algo semejante ocurre cabe deducir que era necesario. Para estos oídos, con Coltrane el jazz se volvió una forma de expresión madura, aunque no les estaba dado el discernirlo.

Cuando Coltrane comenzó a romper su sonido, y los esquemas formales dentro de los que se había expresado y a los que había ayudado a evolucionar, para mí se produjo una insuficiencia. Personalmente me era más fácil creer en Ornette Coleman, y aún en Archie Shepp, que en él. Aún hoy pienso que salvo en contados casos, uno de los cuales es Ascension (3), el camino seguido por Coltrane hacia 1965, no obstante su sinceridad, conducía, más que a nuevas formas musicales, al silencio, He de confesar que toda la música grabada por Coltrane a partir de ese momento, me es difícil de escuchar. No sólo me ocurre a mí, pero igualmente he de aclarar, a quien no me conozca, que soy poco sospechoso de ser un reaccionario musical. Hecha la aclaración quisiera referir la experiencia de una persona que vio y escuchó personalmente a Coltrane en Nueva York en 1965, se trata de Esther Frost (4): mi amiga contaba que en un momento del concierto percibió algo inmaterial, puramente energético, alrededor de la figura del saxofonista; si no recuerdo mal se trataba de una transformación de la combinación entre la humedad del cuerpo y las luces en una especie de aura, no precisamente de santidad sino (repito sus palabras) de energía eléctrica tangible. La anécdota es importante porque pienso que la deficiencia en la música del último Coltrane no está tanto en ella misma como en el oyente: el espacio aislado de la grabación le queda chico.

Otro amigo, Maurizio Bovarin (5), que escuchó a Coltrane personalmente en París en 1960, contaba que la fuerza energética del artista que había en el saxofonista era tal, y tan contagiosa, que le había producido una noche de insomnio y exaltación. El juicio, entonces, que pueda hacerse sobre esa música a veces irritante, siempre sorprendente e indiscutiblemente honesta, es parcial. El espacio temporal en que se desarrolló, ya no existe. Queda de aquello solamente el sonido grabado, pero no basta. A mí me hubiera gustado disfrutar de la última parte de la obra de Coltrane como lo había hecho con la primera, pero no tuve la suerte de estar presente cuando la tocaba. Sus grabaciones están en mi discoteca, preciosas producciones de Bob Thiele para el sello Impulse! de donde emerge el adorable rostro del artista y sus discípulos. Por las razones que deduzco, y que insinué, el influjo que Coltrane tuvo sobre una gran parte del jazz que vino después de él se debe a la primera parte madura de su obra; la segunda queda en sí misma, estática, imposible de reinterpretar si no se es la misma persona que la generó. Por mi parte, oído interesado en ser alimentado por invenciones sonoras, no dejo pasar mucho tiempo antes de volver a alguna de sus obras maestras. 

Finalmente Coltrane es corresponsable, junto con otros pocos, de mi amor al jazz y de mi siempre renovada referencia a la música como referencia vital.
 

Notas
(1) Hughes Panassié calificó el sonido de Lester Young como el de un claxon.
(2) Del LP. Coltrane Jazz (Atlantic).
(3) Ascension, situación nucleadora de la energía que circulaba alrededor de las free-forms, quizá sea la obra más importante de aquel periodo musical, pero ello no obedece tanto al Coltrane solista, cuya intervención se limita a la medida del resto de los músicos, entre los cuales hay otros cuatro saxofonistas, como al hombre que supo generar una situación semejante.
(4) Esther Frost (1942-1988).
(5) Maurizio Bovarini (1939-1987), periodista y artista plástico italiano, ilustrador de la revista Música Jazz.
 
Cuadernos de Jazz núm. 11 / julio – agosto, 1992
© Cuadernos de Jazz, 1990 - 2011