domingo, 30 de septiembre de 2018

MINGUS AL PODER



A fines de los 60 Charles Mingus estaba abatido por una honda depresión. Apenas salía de su casa en el East Side de Manhattan y no tenía en claro el rumbo que tomaría su música. Ya había adquirido amplia notoriedad en el mudo del jazz y también fuera de él con obras maestras como Tijuana Moods, Blues & Roots y The Black Saint and the Sinner Lady.

Pero había caído en un pozo del que logró emerger a partir de propuestas de músicos que lo valoraban y lo empujaban a volver al ruedo. De aquella resurrección surgió el disco Let my Children Hear Music, editado cuando ya había despuntado la década del 70. En la raíz del álbum hay una suerte de respuesta mingusiana al auge del rock. Por aquel entonces Mingus tocó con sus músicos en festivales al aire libre en Nueva York y antes del show recibía sugerencias sobre la orientación de los temas que debía interpretar. Le decían que el jazz y la improvisación aburrían a los jóvenes. Pero él estaba decidido a demostrar lo contrario. En una de esas presentaciones arremetió con su habitual dinámica improvisacional, sustentada en las raíces del blues y el eco de Duke Ellington, pero con un nivel de riesgo y exploración que los jóvenes del auditorio celebraron. "Ví sus caras y sus sonrisas", diría entonces el compositor y contrabajista. De allí el título del disco.

Meses después Mingus reuniría un grupo de músicos para una residencia en Detroit, que tuvo lugar en febrero de 1973. Fueron varias presentaciones en el Strata Concert Gallery que quedaron registradas en cinco master tapes que nunca se editaron. Hasta ahora. La gran noticia que vuelve a generar revuelo en el mundo del jazz tras los hallazgos de inéditos de Monk y de Coltrane- es la aparición de estas cintas que verán la forma de cinco vinilos también habrá versión en CD- a principios de noviembre, editadas por BBE Records.

Los shows fueron grabados por Robert Spangler para una radio pública enfocada en el jazz. Las cintas aparecieron recientemente en poder de la viuda del baterista Roy Brooks, integrante del grupo de Mingus, y todo se precipitó. Además de Brooks, formaron parte de esa banda el extraordinario pianista Don Pullen, el trompetista Joe Gardner y el saxofonista John Stubblefield, quien le duró solo cinco meses. Su carácter irascible lo obligaba a reemplazar músicos con demasiada asiduidad.

Los adelantos de este disco reflejan una energía y una sofisticación musical típicas de los grupos de Mingus, valores que contribuirían a fundamentar su pedestal en el Olimpo del jazz.

No quedaría mucho tiempo más para venerar la vitalidad de este innovador musical. A fin de 1977 le diagnosticaron ELA y ya no pudo volver a tocar. Pocos meses después, en silla de ruedas, presenció emocionado un homenaje que se realizó en la Casa Blanca a instancias del presidente Jimmy Carter. Murió al año siguiente en Cuernavaca. Su espíritu vive en la Mingus Big Band, que todos los lunes incendia de música el local neoyorquino Jazz Standard. Y se renueva también en este disco escondido que el mundo del jazz espera con ansiedad.





lunes, 24 de septiembre de 2018

ENTREVISTA: RAFAEL DELGADO



Quizás si nos dicen de repente el nombre del músico a quien entrevistamos, no sea familiar al oído del oyente avezado. Pero si recalamos en la excelente presentación del cd y escuchamos su música que parte de un instrumento, un poco ajeno al jazz y que su sonido está más anclado en las músicas europeas, el violoncello de 4 y 5 cuerdas, puede dejar de ser una mera anécdota para convertirse de la mano de Delgado en sinónimo de entrega, pasión y disfrute. 

IDJ. ¿Cómo te iniciaste en la música?

RD. La música me acompaña desde pequeño. En casa siempre hubo música y tuve la suerte de tener una familia permeable a mis inquietudes musicales. Para formarme estudié violonchelo en el Conservatorio Nacional de Música de Perú, en ese momento dedicarme a la música era una entre otras posibilidades, pero cada vez iba tomando más fuerza. Luego proseguí con los estudios de violonchelo clásico en Buenos Aires el Conservatorio Nacional "Carlos López Buchardo", hoy Universidad Nacional del Arte. 

IDJ. ¿Porque el violonchelo, como medio de expresión de tu arte ?

RD. Bueno, el violonchelo es un instrumento que adoro, y durante todos los años de formación se produjo una simbiosis entre el instrumento y yo. Pienso que busco una manera de sonar con y desde el chelo, aprovechando su registro grave y profundo, sus melodías agudas cantábiles, así como todas sus posibilidades armónicas y percusivas. Por eso el nombre del disco es un neologismo divertido que significaría algo así como “autorretrato desde el chelo”. 

IDJ. ¿Cuanto hay de la música de tu país en tu propuesta?

RD. Aun llevando adelante una intensa carrera en la música clásica (Trío Sine Nomine, Cuarteto de la UCA, Orquesta de Cámara Mayo, Orquesta Sinfónica Nacional, Orquesta Estable del Teatro Colón) nunca perdí de vista mis raíces en Perú y siempre tuve la inquietud de hacer música popular con el violonchelo. Una de mis primera experiencias fue con el Free Jazz, a los 15 años en Perú junto al “Ensamble 1” del guitarrista Andrés Prado, el trompetista Gabriel Alegría, y el pianista José Luis Madueño, referentes actuales del Jazz afroperuano. 

También estudié los aerófonos andinos, y la guitarra criolla peruana. Toda esa información genética se ha ido decantando hacia una búsqueda de un sonido más ágil y con articulaciones percusivas propias de la música popular latinoamericana. Uno de los músicos que más me ayudó a encontrar esa sonoridad desde el violonchelo en la música afroperuana fue el guitarrista peruano radicado en New York, Yuri Juarez, autor de “Cántelo Usted”. Además incluí un landó de mi autoría “Redial”, “Casinos de Chincha” un festejo del guitarrista Leandro Cacioni, y “Fuego disimulados” un landó de la compositora Olga Milla en el que tuve la suerte de con mis amigos del Quinteto de Tango La Grela junto a Mario Gusso en percusión. 

IDJ. Hay una relectura de uno de mis grandes héroes, Pat Metheny, enorme melodista si los hay. ¿Que te llevo a elegir un tema de él ? 


RD. Siento que un disco es un trabajo de introspección desde adentro de uno mismo hasta llegar a sus propios bordes, y en esa búsqueda surgió el deseo de realizar un tema a muchos violonchelos sobregrabados, algo imposible de realizar en un show en vivo, pero real en estudio. Deseaba realizar, un homenaje a Heitor Villalobos y sus bellísimas Bachianas Brasileras 1 y 5, en las que aprovecha el inmenso registro de más de cuatro octavas del violonchelo en ensamble a ocho voces. 

Junto a Mariano Agustín Fernández, productor musical del disco, exploramos muchos temas, y los íbamos descartando porque no alcanzaba la profundidad de lo que buscábamos. En un momento surge la conversación sobre la obra programática “O Trenzinho do Caipira” de Villalobos que yo amo desde niño, y casi sin darnos cuenta linkeamos con Last Train Home, y estuvimos de acuerdo en que no solo era un tema perfecto para esta exploración, sino que además llevaba el disco más allá de sus propios bordes, como buscando nuevos territorios para explorar. 

IDJ. Hay un cliché que reza que para todo artista cada disco es como un hijo y más si es un debut, como tu caso. ¿Quedaste conforme tanto con la música como con el objeto físico, que te soy sincero es un lujito? 

RD. Veo el disco y me emociona, pero además de conforme, te diría que estoy agradecido. Son muchas las personas que han participado en el resultado final del disco y cada una fue aportando su saber y su cariño. El disco físico se está volviendo un objeto de culto, y como tal pienso que debe representar un valor en sí mismo, ya que cualquier oyente va a poder acceder en las redes a la música del disco, pero descontextualizado, sin ninguna referencia simbólica. Junto Mariano Agustín Fernández (productor musical) buscamos un sonido particular con el chelo como protagonista principal, acompañado de muchos músicos amigos que aportaron con su arte a una gran riqueza de texturas, timbres y colores. Quiero destacar especialmente a mi compañera, la flautista Victoria Polti, quien tiene un papel fundamental en todo el disco. 

El broche de oro estuvo a cargo de Andrés Mayo en el mastering, que hizo un trabajo impecable, para poder escuchar el sonido con la más alta calidad en cualquier plataforma. Pero además de la búsqueda musical buscamos que el ojo de Leticia Fraguela nos brindara su propia visión fotográfica de la belleza de las formas de ambos violonchelos, al aire en el interior de la gráfica, pero ocultos en la tapa. A su vez, Angelina Fernández aportó a la delicadeza del diseño con un arte de tapa que invita a descubrir que hay dentro de esos estuches. Aunque no se ve en el disco, de alguna forma también forma parte la directora de cine Yael Szumeliwicz que fue determinante para llevar a la imagen el delirio de los seis cellos sonando simultáneamente, como un viaje astral imposible en el que me desgloso en mis múltiples personalidades musicales. 

IDJ. ¿Existe un jazz Latinoamericano donde también confluyen las genéricamente llamadas músicas del mundo? 

RD. Por supuesto que sí. Permanentemente insisto en mis alumnos de violonchelo popular en que el Jazz ha aportado muchísimo a la complejización y evolución de los géneros populares tradicionales. En ese sentido parte de mi búsqueda tiene que ver con el desarrollo del jazz afroperuano, y las armonías que utilizo en mis propios temas se remiten a ello. 

IDJ. Participaste en varias producciones de otros artistas. Sin desmerecer a nadie, si tuvieras que elegir cual fue la que más te marco, como músico cual sería. 

RD. Efectivamente, he participado en muchos proyectos, y siento que me han marcado más aquellos en los cuales pude intervenir como arreglador, compositor u orquestador, ya que me permitieron encontrar una manera de sonar, una personalidad desde el chelo. Sin embargo debo retrotraerme a mi adolescencia, a la primera orquesta en la que participé a los 12 años, la “Camerata de Lima” donde descubrí el amor por la música. Esa experiencia fue determinante para decidir dedicarme a la música. 

IDJ. ¿Te consideras más un intérprete o un compositor? 

RD. Que difícil. La verdad es que no me lo planteo, es un hecho que va sucediendo. Por lo general, recurro a la deconstrucción de las piezas que estoy estudiando. Es un proceso de apropiación, mediante el cual extraigo células rítmicas, patrones melódicos, exploro timbres y texturas. No suelo tocar la música tal cual me la escriben, aunque lo puedo hacer, intento encontrar una manera personal de interpretarla, como encontrar su esencia desde mi forma de tocar. En ese proceso hay elementos que me atraen y los voy transformando en otros. A veces los cambios son tan notorios que dejan de remitir a la fuente original y cobran entidad propia. Estos esbozos de temas son el germen para futuras composiciones. 

IDJ. ¿Qué sigue después de Chelfie 1 - Territorios ? 

RD. Espero que después de CHELFIE 1 - Territorios, sigan varios Chelfies más. Durante el proceso de grabación del disco me surgieron varias ideas, en principio me gustaría hacer un disco en el cual se aborde el chelo aún más desde el ritmo, recurriendo a patterns, a la manera de los paradiddles. Otra idea es hacer un disco con diferentes cantantes invitados, en el cual el chelo vaya a la par de la voz como un cantante más. También está en vista el disco del Dúo Polti Delgado, junto a Victoria Polti.







© Impronta de Jazz

domingo, 16 de septiembre de 2018

MONK AGAIN


Thelonious Monk es una fuente inagotable de encantamientos y sorpresas. Lo fue en vida, cuando revolucionó la composición musical y lógicamente el jazz. Lo sigue siendo luego de que el año último se celebró el centenario de su nacimiento, con grabaciones encontradas y discos que se editan con la pátina mágica de un tesoro oculto.

El año último el sello Sam Records rescató la banda de sonido de la película "Les Liaisons Dangereuses", que este venerado sacerdote del jazz grabó en 1959 pero que permaneció inédita. Se lanzó como disco doble, que incluyó el soundtrack de la película de Roger Vadim estrenada en 1960 más tomas alternativas y versiones en piano solo y en cuarteto de los clásicos monkianos. Fue en esa sesión en la que Thelonious apeló a dos saxos tenores en la front line: además de su habitual coequiper Charlie Rouse, alistó a Barney Wilen, a quienes acompañaban Sam Jones en bajo y Art Taylor en batería.

Los festejos no terminaron con aquel lanzamiento. Gearbox Records anuncia para fin de mes la edición de : "MØNK"; un disco que recoge una presentación del pianista junto a su grupo en Copenhaguen, en 1963. La cinta fue rescatada de una serie de mudanzas y fue trabajada técnicamente para lograr una restauración sonora impecable. El set refleja un show de Monk en el club The Old Fellow de la capital de Dinamarca junto a Charlie Rouse en saxo, John Ore en bajo y Frankie Dunlop en batería. La intervención de los técnicos de Gearbox habilita a escuchar el cuarteto como si estuviera tocando en la sala donde suena el equipo de audio. Sin contar con que buena parte de esa gira encontró a Monk en un momento de especial vitalidad. Habrá que recordar que poco después de esa presentación Thelonious fue tapa de la revista Time, una de las contadísimas ocasiones en que un artista de jazz mereció la portada de esa publicación, a juicio de sus editores.

La extraordinaria influencia de este artista fue creciendo con los años, a medida que cientos de músicos de todos los estilos y vanguardias sucumbían a la tentación de ofrecer su propia relectura de los standards monkianos, que no sólo resisten el paso del tiempo con una sorprendente dosis de modernidad sino que también afrontan con nobleza las exploraciones más arriesgadas.

El nuevo disco es un homenaje al país anfitrión de ese show de 1963 y recrea clásicos monkianos que sus adoradores nunca se cansarán de escuchar en versiones diversas, como "Nutty" y "Monks Dream", así como temas emblemáticos del recorrido jazzístico, "Body and Soul" y "Im Getting Sentimental Over You", entre ellos.

Que siga sonando Monk, entonces, como en aquella década valorada, lejos del perturbador final que lo encontró en la casa de Pannonica, la baronesa que lo protegió en sus últimos días, acosado por fantasmas y demonios que no destruyeron su legado sino que agigantaron su leyenda.

domingo, 9 de septiembre de 2018

ABOUT CHET


Cuando Chet Baker murió hace 30 años sus seguidores europeos, público y músicos, acaso lo hayan sentido más que los norteamericanos, muchos de los cuales lo desdeñaron en su última etapa por el desequilibrio que sus adicciones provocaban en su performance artística.

Fueron años oscuros para el trompetista los que antecedieron a su muerte, nunca debidamente aclarada, en una madrugada de Amsterdam. Sin embargo, su vocación autodestructiva no perforaba la adoración que los europeos mantenían por este apodado "angel" del jazz, cuyo sonido siempre conseguía superar avatares marginales, cautivando al público que acudía a los clubes para escucharlo tocar.

De algún modo, la reciente edición de un nuevo disco doble de este artista que se convirtió en leyenda resulta una suerte de homenaje a treinta años de su desaparición. Se trata de un álbum doble que lanzó el sello Ubuntu, titulado Live in London Volume II, que también se puede escuchar en formato digital.

El disco registra parte de una serie de shows que Chet ofreció en marzo de 1983 en un local de la zona de Covent Garden llamado The Canteen, en la calle Great Queen. Las presentaciones londinenses formaron parte de una gira europea que Chet compartió inicialmente con el saxofonista Stan Getz. Ambos músicos se hallaban en estadios diferentes de sus carreras y las cosas no terminaron bien. Getz había arrancado molesto por los trastornos que provocaban las adicciones de Chet, pero la ruptura se precipitó cuando el saxofonista se anotició de que su compañero de gira se proponía ingresar droga en Arabia Saudita. Testigos de aquellos días han relatado que Getz se apoderó del paquete que Chet pensaba transportar y lo vació en el inodoro, para acto seguido advertirle al productor del periplo que allí se terminaba la sociedad.

Luego de ese episodio Chet se refugió en París y volvió a sus irregulares presentaciones en el New Morning de la ciudad luz. Interrumpió esa rutina para trasladarse a tocar en Londres, acompañado esta vez por John Horler en piano, Jim Richardson en bajo y Tony Mann en batería. La fortuna quiso que Richardson registrara los shows con un grabador colocado cerca de su instrumento. Las cintas fueron trabajadas de manera impecable para esta nueva edición, y el sonido original quedó notoriamente mejorado. La magia de Chet se mantiene viva cuando empuña la trompeta, pero se disipa cuando canta en dos temas: su voz no logra disimular el daño que se estaba provocando.

Del grupo que lo acompañó sobresale el pianista Horler, claramente influenciado por Bill Evans, y que ha sabido colaborar también con otros referentes del jazz británico, como el gran intérprete del fluegelhorn Kenny Wheeler.

En vida, Chet grabó alrededor de 100 discos. Una vez muerto aparecieron varios más. Solía permitir que sus shows se grabaran y se editaran a cambio de sumas modestas. Sus devotos europeos lo mantuvieron en escena hasta el final. Hoy su leyenda tiene bastante de marketing y explota el consabido perfil del artista maldito. Pero su música, más allá de todo, siempre es bienvenida.


domingo, 2 de septiembre de 2018

MEDESKI MARTIN & WOOD + ALARM WILL SOUND


Medeski Martin & Wood se formó en 1991, combinando elementos de funk, hip-hop y rock con una pie en el jazz y otro en la vanguardia. Alarm Will Sound, creada en 2001, es una orquesta de cámara de 20 piezas que ha trabajado con destreza y constancia para cambiar la percepción de lo que puede ser una pequeña orquesta de música contemporánea. Estos dos conjuntos pioneros lanzarán un nuevo álbum, Omnisphere el 14 de septiembre a través Indirecto Records, sello del trío. Se editará en vinilo y formatos digitales; más una edición limitada de 2 LP. 

Omnispherese grabó en vivo en The Newman Center en Denver, Colorado, en febrero de 2015, y cumple una aspiración largamente esperada para el tecladista John Medeski, el baterista y percusionista Billy Martin y el bajista Chris Wood. Los tres solían escuchar música clásica y de cámara como fuente de inspiración en los primeros días de la banda, conceptualizando la idea de cómo fusionar sus improvisadas exploraciones de jazz con el enfoque más compuesto de la música orquestal. 

"Cuanto más trabajamos juntos, más me di cuenta de lo perfecto que es esto. Cómo son, en su universo, muy parecidos a nosotros", dice Medeski sobre la colaboración de su banda con Alarm Will Sound a través de un comunicado de prensa. "Tenemos una cierta conexión que es como la familia y son como una familia, por lo que es como si estas dos familias se unieran".

"Sabíamos que teníamos una idea ganadora", dice Alan Pierson, director artístico y director de AWS. "Varios de nuestros músicos realmente idolatraron a Medeski Martin & Wood durante años, por lo que hubo mucha emoción en el grupo". 

El nuevo álbum presenta siete canciones, logrando un equilibrio ideal con música original de los miembros de ambos grupos y los nuevos arreglos de AWS.