martes, 24 de marzo de 2009

LA MEMORIA

Hace 33 años Argentina avizoraba en el horizonte la nube más negra que jamás se haya imaginado vivir ocultando el celeste cielo que sirvió de inspiración a Belgrano. En ese entonces quien escribe estas líneas tenía 9 años.
Una palabra que
circundaba siempre el paisaje barrial y las noches de carnavales populares de San Vicente, barrio de Córdoba Capital donde vivía, era "extremista". Recuerdo que la sensación que la palabra provocaba en éste infante era la de miedo, sonaba como lo prohibido, lo que no había que hacer.
Justo el día del golpe, toda la familia se mudaba de barrio a una casa propia comprada con la ley 1050 ( Se abre un nuevo capítulo Sres en la historia Argentina......se acuerdan de esas palabras de Martinez de Hoz ). La reconstrucción de mi memoria política vino mucho después con el paso del tiempo, como esos buenos discos, que mientras más los escuchas más los entendés, pero en este caso la canción no fue de lo mejor, sino todo lo contrario. Un recuerdo que tengo y que nunca se me borró, fue una vez estando en Séptimo grado de la primaria. Mis viejos nos habían regalado un combinado Ramser muy chico, de bolsillo diría, junto con un disco de vinilo a estrenar, que por aquel entonces hacía furor : el Concierto de "Unicef".
Los Bee Gees, eran palabra santa por aquellos años y Fiebre del Sábado por la Noche con Travolta marcaba época. Un día de aquellos años saliendo al recreo, comentamos a voz baja entre los compañeros , que habían prohibido el tema "Crees que soy sexy " de Rod Stewart por la letra de altísimo contenido erótico, lo cual a todos nos generó mucho más curiosidad el saber que decía el blondo en la canción cuestionada. Hay miles de ejemplos con respecto a lo que les cuento, pero ¿ que pasaba con el Jazz por aquel entonces en el País del "deme 2"?. Hubo muchas visitas por esos años, en los cuales el jazz era una palabra lejana para mí, que solo cobraba forma cuando la púa del combinado de casa, suspendía en el aire la música de Oscar Peterson. Wheather Report con Jaco Pastorius en su mejor momento, traídos por Daniel Grinbank, Bill Evans trio, que si no me equivoco lo trajo Nano Herrera, Stanley Clarke, Dizzy Gillespie, y muchos otros.
El Viernes pasado, el programa estuvo dedicado a ejercer la memoria, en un País que padece permanentemente de amnesia con respecto a su historia , en el cual hablamos de la dictadura y leímos distintos artículos, como el que les dejo más abajo.
A todos aquellos que equivocados o no, pretendieron una nación mejor y no se quedaron en el intento de la charla de café y dieron la vida por eso, insisto equivocados o no, escapando a la comodidad de quedarse en casa y en donde la política como único factor de cambio era algo posible. No se que hubiese sido el país sino hubiesen desaparecido 30.000 personas, pero siempre ronda en mis pensamientos que seria diferente, no se qué, pero seguro un poco más justo. Para que NUNCA MAS ocurra.


Al exilio


Se calcula que entre 1954 y 1984 un poco más de medio millón de argentinos se fue a vivir a otra parte. Los principales
destinos de la diáspora fueron los Estados Unidos (22%), los países limítrofes (41%), Israel, Venezuela y España.[1] Este
exilio fue denominado “la fuga de cerebros”. Es cierto que algunos de los exiliados volverían al país en los ’90, pero aquella pérdida fue un hecho irreparable y así como la vida universitaria y científica ya no volvió a ser la misma, lo mismo puede decirse de la actividad musical. Los músicos que emigraron tuvieron mucho éxito en los países que los recibieron.

Jazz en la Dictadura Militar


Los años de la dictadura militar tuvieron para el mundo del jazz y la música popular instrumental dos caras. Por un lado, fueron tiempos de dólar bajo y plata dulce, con estrellas internacionales que llenaban los teatros de la calle Corrientes y discos importados que ya no eran tan inaccesibles como antes. Mientras tanto, en otros espacios de la ciudad, músicos y oyentes se citaban en torno a una música que, aunque no figurara en el índice de los censores, simbolizaba la libertad de expresión.
Entre 1977 y 1982 se alcanzó una frecuencia de visitas internacionales sin precedente. Este hecho tuvo dos razones principales: la primera fue la política económica de la dictadura y la otra fue un público receptivo para el jazz, conformado por veteranos y jóvenes influenciados por el jazz-rock. Además, el 6 de abril de 1978 se inauguró Jazz & Pop, lugar cuyo funcionamiento significó un acto de resistencia cultural. Una de las razones del éxito de Jazz & Pop fue el compromiso y trabajo de Jorge González y Néstor Astarita.

El jazz y los medios en tiempos difíciles


En los años anteriores al golpe de ’76, medios gráficos como La Opinión y la serie de revista derivadas de Primera Plana fortalecieron la tendencia al artículo firmado, al toque subjetivo y la toma de partido en cuestiones estéticas. Aunque tenía menos expertos que otras zonas de la cultura, el jazz también despertó la atención de los medios, algo que, con vaivenes de intensidad, venía sucediendo desde los años ’30.
A comienzos de la década de los ’70, mientras el jazz adoptaba instrumentos eléctricos de la mano de Miles Davis y sus alumnos, se volvía a editar la revista Jazz Magazine a cargo de Alizieri. Alberto Consiglio publicaba la revista Jazz-band y las revistas de rock Expreso Imaginario y Pelo publicaron notas sobre jazz. Esto significaba que el jazz siempre figuraba como en el horizonte de las músicas que un joven amante del rock podía llegar a escuchar con interés. Por eso, no era sorprendente que Pelo le dedicara la tapa de marzo del ’77 a Gato Barbieri o que Roberto Pettinato, redactor de Expreso, se declarara amante del free jazz.
En materia de libros de jazz, la Argentina estaba muy atrasada. Exceptuando los trabajos de Ortiz Oderigo y algunas traducciones esporádicas, el aficionado no contaba con bibliografía en castellano. A mediados de los ’70 se editaron algunos libros interesantes, como Jazz Rock de Walter Thiers (editorial Marymar), Guía del jazz de Audusto Cichero (editorial Huemul) y El jazz. Historia y presencia de Roque Pedro (editorial Convergencia).
En la TV, el jazz no tuvo un lugar de importancia. En la radio, en cambio, su protagonismo fue mayor. Los programadores lo tenían en cuenta, los conductores solían saber bastante sobre este género.Un par de años antes de que la radio pasara música disco y varios músicos populares debieran exiliarse, el gobierno de Isabel Martínez de Perón quiso prohibir la música extranjera. En febrero de 1975 entró en vigencia la reglamentación que establecía porcentajes obligatorios de música nacional. Quienes programaban la música de la radio debían tener en cuenta que sólo podían elegir un 25% de música extranjera. El 75% restante se dividía en partes guales entre el tango, el folclore y “ritmos latinoamericanos”. En este reparto ni el rock en castellano ni el jazz tocado por argentinos pertenecían a la música argentina. Los músicos nacionales no llegaron a apelar esta decisión, ya que en marzo del ’76 listas de músicos prohibidos empezaron a circular por los despachos de los directivos de las emisoras estatales y privadas. A partir de aquel momento todo decayó: la dictadura militar destruyó la industria nacional y las posibilidades de tomar registro de la vida cultural quedaron seriamente restringidas.


Intro : Micky Almada

[1] Alfredo Lattes: “Emigración de argentinos, versiones y realidades” (en: Ciencia y sociedad, Buenos Aires, año 1, número 1, 1988).
En:Sergio Pujol: “Jazz al Sur”, Ed. Emece, 2004)

2 comentarios:

Hector Aguilera S. dijo...

Micky, acá en Chile también se vició durante el régimen militar el período de la plata dulce, en esos años (1970a 1973), tuve la suerte de escuchar en vivo a Modern Jazz Quartet, Bill Evans, Oscar Peterson, Lionel Hampton,Earl Hines. No fueron los únicos,hubo otros más a los cuales no pude verlos.
Saludos cordiales,

Félix dijo...

Debemos tener floja la memoria y aunque el tema lo merece…casi ningún comentario, en Argentina… casi ningún comentario.
Mi primer contacto con tu país fue un dibujo, un contorno en un papel y todo lleno de vacas, después “Yira, yira” que me decía mi abuelo para que aprendiese algo de la vida, pero por aquel entonces no podía entender y terminaba mi infancia preguntando a mi padre por qué no entierran a esa “señora” que es argentina.
Toda mi infancia fue “dictadura”, no te extrañe que al comenzar la democracia en nuestro país estuviéramos especialmente sensibilizados con vuestra “problemática”, por llamarlo de algún modo; de los muertos, desaparecidos, de las torturas, de la Guerra de las Malvinas, ni te cuento…
En realidad “las dictaduras” nunca han sabido reaccionar frente al jazz, no podían llegar a entender el grado de subversión que contiene esa música. En España no era necesario acotar el jazz, era música para cuatro gatos, como en otra ocasión te he comentado, las mismas caras en los escasos conciertos. Carencia absoluta de ediciones y si querías algo… al extranjero o de importación.
Pero no me negarás que somos la “generación de los que llegamos tarde” a eventos y personas importantes en la música. Hemos tenido que redescubrir hacia atrás.
Y frente a las dictaduras, que no necesariamente tienen que estar disfrazadas de gobiernos militares impuestos por la fuerza, que pueden convivir de alguna forma con las democracias, no estaría mal recordar: “A veces se pregunta uno si lo que hace falta es disentir o desnazificar”.