Nació en Buenos Aires en 1973. Es Diseñador Industrial, egresado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Pianista y compositor, uno de los músicos más interesantes del panorama local.
Con tres trabajos en su haber y un lenguaje que se va consolidando en cada uno de ellos, su música plantea una multiplicidad de direcciones, en un juego lúdico que parece no se estanca en una determinada identidad, sino en un sistema de libre asociación que completa el oyente con su escucha. Con ustedes Marco Sanguinetti.
IDJ. Una primera pregunta casi de rigor ¿Contanos como fueron tus primeros acercamientos a la música y a que edad?
MS. En mi familia no ha habido músicos, pero sí amantes de la música. Desde la panza de mi madre he crecido escuchando a los Beatles, que tanto le gustaban a ella, y una vez afuera encontré las voces líricas de miles de óperas que siempre han sido la fascinación de mi padre. Por supuesto, siendo muy chico me acerqué mucho al rock y fui un consumidor de las grandes bandas de los años 70’s y 80’s. A los 9 años insistí caprichosamente con que quería aprender a tocar el piano. Mis padres me enviaron al conservatorio Beethoven, cerca de donde vivíamos, y compraron un piano vertical para mí… se puede afirmar que era un niño bastante malcriado! Estuve sumergido en una intensa formación clásica hasta terminar el colegio secundario. Toda mi infancia y adolescencia tuvo a la música como un lugar íntimo, donde el mundo era perfecto, desde donde volvía a lo cotidiano muy fortalecido en una construcción muy propia. Mi interés fue siempre componer nuevas músicas, y eso hacía, aunque fuera de manera intuitiva.
IDJ. ¿Tus referentes más tempranos?
MS. Bueno… para seguir con la historia anterior… A los 18 tenía un gran dilema vocacional: quería estudiar diseño industrial y también ser músico profesional. En una visita mágica a la casa de Gerardo Gandini, él leyó varias partituras que yo venía escribiendo desprolijamente y me aconsejó estudiar piano con Diana Schneider y composición con Marta Lambertini. Luego, ellas insistieron en que podía ser músico y diseñador a la vez, y sin dudas se convirtieron en mis referentes más fuertes. En esos años de estudio empecé a tocar música del siglo XX y entre todo eso descubrí a Piazzolla. Rápidamente quedé sumergido en el sonido de Ravel, Debbussy, Poulenc, Satie, Bartok, Schönberg, Stravinsky, Cage, Berio, Kagel, entre otros. Todos ellos son “mis” músicos de jazz.
IDJ. Cuando compones que surge primero ¿Armonía? ¿Melodía? ¿U otra idea generada desde otro espacio?
MS. Definitivamente, ni la armonía, ni la melodía. Primero existe una intención climática, algo más conceptual, difícil de explicar, que propone el carácter de la música. Frente a esa intención aparecen muchas respuestas posibles, pero hay una fuerza intuitiva que respeto mucho para tomar un camino acorde a las primeras intenciones. Tal vez por esta dinámica compositiva los críticos y amigos oyentes han vinculado siempre mi música con las imágenes, con el cine, con la danza… y a veces con el diseño.
IDJ. ¿Que aportaron a tú música el teatro y la danza?
MS. Mi sensación al improvisar con bailarines es la misma que al hacerlo con otros músicos. Lo que surge desde el lenguaje corporal de la danza es absolutamente musical y constituye una fuerza inspiradora muy potente. Tal vez lo más interesante de esta relación se de en los silencios, que se manifiestan sobre el movimiento y sobre el sonido de maneras distintas. Participando en las obras, como músico en vivo, me he encontrado atento a mis propios movimientos, como si fuera también un actor en escena, consciente de la influencia de mi cuerpo en la generación de los sonidos… Estoy muy agradecido a la aparición de la danza en mi vida musical.
IDJ. Me interesaría que contaras esa idea tan poco habitual, de compartir la autoría de tus creaciones con los músicos que participan en el proyecto.
MS. Bueno… no es algo que se haya concretado, porque en los créditos sigo apareciendo como autor de los temas. Pero es cierto que no me parece del todo justo. La música que compongo tiene grandes aportes de quienes tocan o bailan, aún sin que estén enterados. Y esto les pasa a todos los que crean algo y lo comparten con otros. Creo que el concepto de “autor” merece un replanteo. También en el universo proyectual del diseño y la arquitectura se da esta cuestión. Yo siento que uno debería incluir como autor incluso a aquellos que han inspirado las ideas de lo que se ha creado. Pero, claro, así la legislación de los derechos sería un gran quilombo… mejor olvidemos este dilema.
IDJ. El hecho de ser Diseñador Industrial y de ser un excelente dibujante (La tapa de los “Los Procesos de Franz” es tuya) ¿Suma a la hora de redondear un proyecto?
MS. No creo que tenga que ver con mi “segunda vida”, la del diseñador. Pero sí con que considero que la grabación de un disco no termina en la concreción del master. Para mí un disco es además un objeto visual y táctil, que debe alinearse con las ideas del proyecto musical. Estoy muy contento con este aspecto en “El otro”. La calidad gráfica y las imágenes de este disco acompañan con mucha coherencia a la música.
IDJ. De los Procesos pasando por Improvisiones y desembocando en “El Otro” tu último registro, solo hay un quiebre; es decir, no hay una continuidad en este último a como venías trabajando en tus dos primeros discos me refiero en la forma de abordarlo estilísticamente. ¿Pensás que tu música va encontrando su propia dialéctica?
MS. Sí, yo voy cambiando y la música será siempre distinta. Incluso, cuando toco en vivo algunos temas de los primeros discos, lo hago de manera diferente. Existe una sensación de estar versionándose a uno mismo. Seguramente, en mi caso estos cambios sean más notables porque me interesa dar con un sonido propio, muy sincero, argentino, fuera de géneros, sin posturas. Entonces me permito revolver en todo tipo de influencias, incluso por fuera de la música. ¿Y si alguna vez me encuentro encasillado en un claro estilo propio?... lo primero que haré será abandonarlo!
IDJ. ¿Que análisis te merece esa búsqueda del jazz moderno alejándose de las habituales re-lecturas de los Standards clásicos e incorporando, como tu caso, canciones de Radiohead, Peter Gabriel o Luis Alberto Spinetta y cual sería el punto de inflexión que media entre lo circunstancial y lo valioso?
MS. Sería muy triste estar haciendo algo circunstancial. No me interesa hacer versiones que no aportan algo nuevo. Cuando interpreto a otro compositor pretendo apropiarme de la música al punto de hacerla mía. En muchas de mis versiones el original es irreconocible, y así es como me interesa que sea.
IDJ. Un viaje, reproductor de MP3 en mano, que es lo que te llevas para escuchar?
MS. La verdad es que tengo muchos discos y de géneros muy diversos. No sé bien por qué, pero sigo comprando originales en vez de bajar música de internet. Incluso en estos últimos años he vuelto comprar discos de vinilo. De todos modos, para dar una respuesta más generosa a tu pregunta (aunque el MP3 no sea lo mío) puedo jugar a seleccionar 10 discos que musicalizarían muy bien lo que se ve a través de la ventana de un tren. Me llevaría: 1) “A thousand evenings” de Dave Douglas, 2) “Yankee hotel foxtrot” de Wilco, 3) “Hail to the thief” de Radiohead, 4) “Cité de la musique” de Dino Saluzzi, 5) “Vienna concert” de Keith Jarrett, 6) “Muito” de Caetano Veloso, 7) las últimas sonatas de Beethoven (op. 110 y 111) tocadas por Daniel Barenboim, 8) “The soft bulletin” de The Flaming Lips, 9) “Kamikaze” de Spinetta, 10) uno mío “Improvisiones”.
IDJ. ¿Como ves la escena actual del jazz argentino?
MS. Es inmensamente positivo todo lo que sucede: grandes músicos bien instalados, muchos conciertos programados, nuevos espacios para esta música, festivales en diferentes ciudades del país, músicos emergentes con mucho talento, publicaciones y críticos atentos a todo. El Real Book Argentino, compilado por Esteban Sehinkman, es una hermosa consecuencia de este afianzamiento. Por supuesto, me gustaría participar mucho más en el circuito, pero a veces quedo aislado porque mi música no responde a los preconceptos del jazz más puro, y es cierto!... Ni siquiera sé si lo que hago puede catalogarse como jazz.
Discografía recomendada:
Los Procesos de Franz – Música original para la obra de danza (Acqua Records)
Improvisiones (MDR Records)
El otro (Acqua Records)
Fotografía: Horacio Sbaraglia
www.marcosanguinetti.blogspot.com
www.improvisiones.blogspot.com
© Impronta de Jazz
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