lunes, 3 de noviembre de 2025

IN MEMORIAN JACK DEJOHNETTE

 


En el vasto pentagrama del tiempo,
donde el ritmo y el silencio se entrelazan como luces sobre el agua,
vivió Jack DeJohnette:
alma percusiva, viajero del sonido, alquimista del compás.

Su batería no marcaba el paso, lo inventaba.
Cada golpe era un pulso del universo,
una conversación entre la tierra y el cielo,
entre la tradición y la improvisación infinita.

Jack no solo tocó —escuchó.
Escuchó al viento del jazz antiguo,
a la respiración de Miles, al murmullo del piano de Jarrett,
y en esa escucha profunda encontró su propia voz,
una voz que hablaba en círculos, en ecos, en destellos.

Su arte fue puente y fuego:
fusión de raíces y futuro,
diálogo entre la calma y el caos,
entre el misterio y la claridad del instante.
En cada nota que dejaba libre,
un mensaje de libertad se expandía sin fronteras.

Hoy el silencio tiene otro tono,
porque Jack ya no está entre nosotros,
pero su ritmo —oh, su ritmo—
aún vibra en los cuerpos de quienes sienten,
aún ilumina a quienes buscan.

Gracias, maestro del pulso y del alma,
por enseñarnos que el tiempo también puede danzar,
que la música no se acaba,
solo cambia de forma para volver a encontrarnos.