miércoles, 31 de diciembre de 2014

lunes, 8 de diciembre de 2014

ORILLAS



El concepto central que estructura ésta obra, parte de una cohesión que une fotografía a cargo del artista Argamonte y la música compuesta por los convocados a tal efecto, sumando un hilo conductor que es el poema de Juan L. Ortiz, “El Aire Conmovido”.

Un recorrido que articula el poder del blanco y negro con un lenguaje musical bosquejado, con la imaginación de unos músicos que se ajustan como guante al encuentro entre dos praxis como lo son, la música y la fotografía.

A cada imagen le corresponde una composición y esa funcionalidad se transfigura en recursos narrativos que se mecen entre abstracción, ingravidez, experimentación abierta e improvisación; creando un universo sonoro tan fascinante como particular sustentado por un recorrido productivo en exploraciones variopintas.

Pablo Ledesma tiene un discurso que lo identifica donde vaya, con alternancia de sonidos largos y cortos, remarcando dramatismo o melancolía según amerite. Es un gran músico que cubre todos los frentes; ejemplo de evolución bien entendida, con gran preparación intelectual desde lo musical. Pepe  Angelillo estimula la empatía con el saxofonista, ambos con colaboraciones de larga data, Mono Urtado expone claramente su toque, sin por ello eliminarle dificultad y Martín Misa despojado de colorismos aporta belleza y riesgo por partes iguales.

Estamos ante una de las obras de producción local más importantes del año en cuanto a edición y puesta en escena, que se inmiscuye por los meandros de fuerzas creativas que construyen un estado de perpetuo suspenso. Si Andréi Tarkovski los hubiese escuchado.


“El semblante de la música es una bella mudez a los ojos plenos de sentido” 

Jean Paul Sartre

Argamonte - Fotografía
Pablo Ledesma - Saxo Soprano y Alto
Mono Hurtado - Contrabajo
Pepe Angelillo - Piano
Martín Misa – Batería y Percusión

lunes, 1 de diciembre de 2014

ENTREVISTA - TATIANA CASTRO MEJÍA



Radicada en Buenos Aires, la pianista originaria de Bogotá, metrópoli donde se respira un rico contexto sociocultural, resultante de la convergencia de todas las culturas contemporáneas y ancestrales de Colombia, piso suelo Argentino y puso manos a la obra debutando como líder de sesión con “Ciclos” una excelente sorpresa  y viene en camino su segunda grabación “Sinancla”, aún en proyecto de edición.

La pudimos escuchar por primera vez siendo parte del trío del bajista Guillermo Roldan y quedamos atrapados por su creatividad y capacidad de respuesta desde las 88 teclas, oficiando de catalizadora prodigiosa sobre relecturas que podríamos llamar de “paladar negro” pertenecientes a Coleman, Monk o Motian.
Con una carrera musical incipiente y prometedora compartimos esta provechosa entrevista.


IDJ. ¿Cuál fue el motivo, más allá del musical,  por el cual te radicaste en estas tierras? ¿Hubo algún disparador en especial?

El motivo central de mi estadía en Buenos Aires fue la música. En principio llegué por una Beca otorgada por la EMC (Escuela de Música Contemporánea, www.escuelademusica.org), para estudiar por un año, pero encontré y construí un espacio para desarrollar mi lenguaje musical, con lo cual ya voy 9 años. Además, y no menor, encontré un grupo de amigos que desde el principio me hicieron sentir en casa. Y Buenos Aires se convirtió en mi segundo hogar.

IDJ. ¿Qué tiene Buenos Aires, considerando que es el centro de producción principal de esta música a diferencia de tu País?  ¿Es más plural acá que allá?

Cada lugar tiene una mezcla de variantes diferentes que lo hacen único. Así que las variantes son las que cambian, no hablaría de más o menos pluralidad. Buenos Aires, a diferencia de Bogotá tuvo una influencia más fuerte de la tradición jazzística de Estados Unidos; para mí fue una gran sorpresa encontrarme acá con la existencia de bandas de Dixiland, Orquestas de Swing tradicional.

En Colombia esa influencia se transformó en Orquesta Tropicales, y acá llegamos a esa influencia afro que en Colombia es muy fuerte. Las realidades sociales son diferentes, lo que genera desarrollos diferentes, con tiempos diferentes, espacios diferentes. Para mí, Buenos Aires es una ciudad en general amable para el desarrollo cultural, que te permite una movilidad en la noche fácil (más allá de los conflictos de leyes del gobierno en curso, que son un tema muy delicado e importante).

Bogotá es más agreste, haciendo, por ejemplo que el tema gente que asiste a los conciertos (que para estas músicas ya es complejo), sea más difícil. Pero todo obstáculo genera caminos nuevos, y el actual gobierno genera formas para poder llegar a más gente (Por ejemplo abriendo espacios en bibliotecas públicas, espacios públicos, etc.). Buenos Aires es muy prolífico, muchos músicos, muchas propuestas, un punto a favor. Ahora, los espacios físicos se quedan cortos (un obstáculo por superar).

La escena en ambas ciudades es muy rica, con sonoridades diferentes. Valoro mucho lo que se hace en ambas ciudades. Estoy siempre atenta a lo que sucede en Bogotá. La escena Bogotana es mi otra gran familia, y la he visto crecer llena de colores!

Uno de mis objetivos es generar un puente entre ambas ciudades. Este puente ya existe, pero estaría buenísimo poder ampliarlo, y dinamizarlo.

IDJ. ¿Qué tipo de jazz y otras músicas escuchas y como ves el panorama actual? ¿Observas que hay renovación en el género o todo está como en una zona muy quieta, sin fuegos de artificio?

Al hablar de jazz el espectro se hace grande. Parte de las cosas que estoy escuchando hoy está la movida under de New York. También hay una búsqueda dentro de las propuestas de música contemporánea, donde el indeterminismo y la búsqueda de sonoridades nuevas es un fuerte centro de atención.

Creo que el género se está moviendo, aunque a veces lo sintamos estático (cuando se está adentro es difícil percibir el cambio). Mi apuesta hoy en día es hacia la interdisciplinariedad y mi búsqueda navega un poco por esos lados.

IDJ. En tu forma de tocar hay una tendencia hacia los modos más libres, vi un video con Ada Rave y hay un dialogo entre ambas ornamentado dentro de esa órbita. Incluso en tu participación en “Nuclear” de Guillermo Roldán tus pasajes tienen tintes que van para ese lado. ¿Cuáles serían tus influencias en ese punto y si consideras que al  improvisar te acercas de algún modo a tu naturaleza como artista?

Uno de mis primeros pasos en el mundo de la música como decisión de vida, fue la composición. Me interesaba buscar formas nuevas, jugar con el lenguaje, y en medio de esa búsqueda surgió la creación en tiempo real (improvisación), y hubo conexión. Así que la improvisación empezó a ser parte importante de mi expresión como artista.

Las influencias directas en esta búsqueda fueron mis maestros (Volker Kottenhahn, Silke Eberhard, Ernesto Jodos, Rodrigo Domínguez…) quienes desde su propio quehacer me enseñaron un montón y me llevaron a conocer a otros grandes maestros (Marilyn Crispel, Eric Dolphy, Cecil Taylor, Connie Crothers, Charles Mingus…)
IDJ. ¿Cuál es para vos, la diferencia de peso que hay entre Monk y otros pianistas, tanto contemporáneos de él, como de la época actual?

Cuando se es artista, se busca hablar con voz propia. En el jazz, donde la improvisación es un factor protagónico esta búsqueda es de vital importancia. Esta impronta es más clara en algunos músicos (otros se pierden en el camino), y Monk para mi fue tanto como pianista como compositor, un músico que marcó una ruptura en el lenguaje, en el cómo tocar el piano, en la escritura.

¿Consideras que actualmente hay renovadores del instrumento? De haberlos podrías citar algún ejemplo

Se me viene un nombre a la cabeza: Sylvie Courvoisier.

IDJ. “Ciclos” fue editado por Pai Records, una discográfica que a mi modo de ver hace muy bien las cosas en cuanto a presentación del producto. Son puntillosos y hay un sentido muy bien plantado sobre la forma y el contenido. La decoración interior fue de tu sobrino, Martín ¿Quedaste satisfecha con el resultado final?

Yo estoy muy contenta con el disco, desde lo musical, y con la  gráfica. Fue mi primer trabajo, resultado de muchos caminos andados, entre ellos estar lejos de la familia, con lo cual la cuota de diseño de mi sobrino es de gran importancia.

IDJ. En el ambiente del jazz tanto los que escuchamos como (creo) quienes lo ejecutan solemos ser seres muy racionales. Sin embargo en las notas de carpetilla de tu cedé aparece una frase de “Osho” y esto no va en desmedro, sino que me interesa saber el porque de la misma y si te identificas con esas tendencias espirituales más introspectivas.

No creo que lo racional mate lo espiritual, para mí el problema es de desbalance. Soy una persona que se mueve por impulsos, responde al momento, donde a veces la razón pesa, a veces los instintos, a veces las corazonadas (el instinto del alma). Nunca he sido una persona fanática de nada (ni a un movimiento, ni a un artista, ni al futbol), así que la elección de la frase va más allá de Osho, y responde a mi búsqueda que en ese momento se cruzó con algo de lo que el planteaba.

IDJ. ¿Qué nos podes comentar acerca de “Sinancla”? Hasta donde me pude informar esta en proceso de edición.

Es un disco que grabé con formación de quinteto (Renato Bianucci, flauta; Francisco Salgado, trombón; Maximiliano Kirszner, contrabajo y Hernán Rodríguez, batería). El grupo surge primero recreando la música de Eric Dolphy del disco “Out to lunch” y de ahí surge la necesidad de escribir. Así que encontraran temas propios y un par de Dolphy. Aún no se ha editado, pero prontamente se escuchará algo de él.

Discografía :

Ciclos - Tatiana Castro Mejía . ( Pai records )

© Impronta de Jazz





lunes, 24 de noviembre de 2014

BUENOS AIRES JAZZ.14





Estuvimos presentes en una nueva edición del “Buenos Aires Jazz.14”, que se realizó con distintas actividades, entre recitales, clínicas y charlas tanto de índole internacional como local.

Asistí a los concierto de Marcin Wasilewsky Trío y del enorme Henri Texier ya que al estar de visita, no daban los tiempos para ver todo lo que ofrecía el Festival.
El primero presentando su última producción “Spark of Life” para el sello ECM y el segundo con su Hope Quintet, trayendo consigo la inacabable imaginación del contrabajista para improvisar.

Ambos tocaron con sus destacados acompañantes regalándonos un momento inolvidable. El polaco se lució por su enorme entrega y energía festejando de paso los años que llevan juntos tocando; 20 dijo en medio de una pausa, si la memoria no me falla. Lo mejor de su performance considero, fue el corte de apertura de su ultima producción “Austin”, dedicado al joven pianista prodigio  Austin Peralta, fallecido a la temprana edad de 22 años.

Por el costado francés de la vida, uno de los representantes de peso del contrabajo y del género, cuya historia musical ha sido siempre multidireccional ; es sin dudas una de las patas más representativas del jazz europeo siempre ofreciendo una música que pone cierto énfasis en los sonidos africanos. Sus cruces a dúo junto a Louis Moutin en la batería fueron de lo mejor de la noche. De hecho al final del set, el aplauso más prolongado fue para  Moutin, que dejó las manos y las baquetas echando fuego, amén de lo destacable de la acción conjunta. Lo más colorido fue, “Desaparecido” de su último trabajo, para luego despedirse con un cierre muy sentido por parte de Texier, que a pesar de su castellano trabado, como suele ser cualquier lengua que uno  no conoce a fondo, leyó unas palabras muy emotivas hacia el País y por supuesto agradeció a quien organizó el Festival, el músico Adrián Iaies, por el convite.

Excelente la organización y la puntualidad de los conciertos. Breve reseña sobre una noche maravillosa, donde se mezcló la maestría de los músicos con la emoción de público.

R: IDJ

sábado, 15 de noviembre de 2014

JUAN BAYON – CONTROL


Editado por el sello que administra junto a Mauricio Dawid, Kuai Music y habiendo ganado el concurso de compositores del Fondo Nacional de las Artes, podríamos decir que “Control” vio dos veces la luz del mundo musical. La primera estaba ya en punta para la edición; pero al haberse presentado y  ganado el mencionado certamen se da otra vuelta de tuerca registrándose nuevamente con un presupuesto que lo ayudaba a respirar más cómodamente y rearmar la historia.

Nos encontramos desde el corte de apertura, con un lenguaje surcado desde la composición por un dinamismo no atado a un solo punto, y descontaminado de adscripciones más o menos obvias.

Es un trabajo insinuado, con sonidos cerebrales y potentes, combinados por una exploración sesuda como en “Rupturas” donde el trabajo de los vientos se entrecruza con muy buena sinergia por parte de la triada Domínguez, Famin, Torres; en una exposición de siete minutos que despide un alentador perfume a proyecto en vías de construcción.

“Marea”, el paréntesis de “Control” y la continuación de “El Límite de la Conciencia”, dan una idea acabada de la dirección aquí definida  con piezas densas, absorbentes y despojadas de lirismo.
Hay un vínculo complejo y laberíntico en el cual tras varias escuchas es difícil demarcar cuando finaliza la composición y empieza la improvisación.

Todos cumplen y se siente una gran compenetración con el proyecto, se nota que deben haber estado con sumo gusto en los estudios “Ion”, ya que la soltura y libertad de esta música, son una muestra palmaria de  momentos de profunda densidad en el discurso.

Como punto a destacar, inmejorable la rítmica y el color que le pone desde los parches Fran Cosavella, seguro e inventivo un ejemplo de autonomía y reflexión para el instrumento que siempre o casi, está atrás de todo el decorado escénico. Es un músico al que le cantaría en una partida, “truco a las pardas”, porque espero más de él y va a dar que hablar el joven baterista.

A fuerza de perseverancia acá hay pasión por una música de extraordinaria crudeza en su superficie, que indaga un camino exigente, cuyo centro de estetización surge de un complejo equilibrio de experimentar y quedar satisfechos, asegurando futuras escuchas y manteniendo al oyente criterioso como implicado activo en un auténtico gesto artístico.


Juan Bayon- Contrabajo
Fran Cossavella - Batería
Emma Famin - Saxo
Juan Torres - Saxo

Invitados:
Rodrigo Domínguez - Saxos Tenor Y Soprano
Pablo Moser - Saxo Barítono

domingo, 2 de noviembre de 2014

SANTIAGO LEIBSON - PENDULAR


La riqueza de vuelo lírico, arriesgado y algo fantasmal por momentos, hace que la oscilación pendulante de donde deriva el nombre del trabajo; nos de carta abierta para degustar un jazz que nos lleva a buen puerto. Es decir con densidad,sustancia, riesgos,vericuetos,tensión,distensión,discontinuidades y lo esencial algo que contar.

Sus referencias son las nuestras como oyentes o al menos las mías, al sentirme acogido por una narración que llenó mis sentidos. Mucho del pianismo contemporáneo se ve puesto en la mesa, aquí servida. Y se suman composiciones creadas para que el líder muestre sus dotes como artífice de historias, cinco cortes son de su autoría y dos del contrabajista Maximiliano Kiszner.

La amplitud de determinadas citas complejas donde no hay ensimismamiento de notas al momento de decir lo que se busca, resalta la precisa limpidez del líder y un camino que se va  desenredando imbuído de estéticas depuradas y turbulentas, como el tema de apertura, que nunca se agotan en una sola dirección.
Solo por momentos se siente una ventolera de jazz libre (contenido, no en su estado más afiebrado), que oxigena el paso de los temas consiguiendo generar que el encuentro funcione en plenitud.

Las composiciones de Santiago son puntos o ejes de intensidad que funcionan como conectores, en un entrecruzamiento arduo e indispensable con los del contrabajista; generando un acercamiento más lírico y laxo, como en  “Tamariscos” y “Semblante”. Mientras que la sutileza de “Aparte” o “Nada que ver con el tema”, del pianista, evoca mundos más sugestivos que cautiva y conmueve por su implícita magia. Nicolás Politzer se acopla sin inconvenientes al lenguaje decorativo y grávido, que nace de su instrumento al momento de redondear la consigna.

Un viaje de oculta fascinación cuyo refinamiento textural corre por el mismo andarivel de sensibilidades complementarias, que sin perder la dimensión profunda que le imprimen a esta segunda entrega; nos ofrecen un solitario paisaje de generosa belleza.

Santiago Leibson: Piano
Maximiliano Kirszner: Contrabajo
Nicolás Politzer: Batería

Contacto : leibsonsantiago@gmail.com