Mas de una vez deseo no caer en las verdades absolutas que suele poseer el Jazz mas dogmático pero debo reconocer que hay situaciones en las cuales los músicos y su música representan tan bien nuestros sentimientos sobre todo los que no podemos expresar con palabras o gestos y que se enlazan al costado lírico del alma. No puedo mas que decirles que la música de Adrián Iaies para mi es la mas hermosa de las debilidades a las cuales me rindo sin remedio alguno ni procesos racionales complejos. Dedicarle un CD doble a una disquería de Buenos Aires y acompañar ese sentir con una mixtura única de jazz y tango me parece simplemente devastador para quienes escapamos del mundo con música. Y digo devastador en el sentido laudatorio del término. En el comienzo de la carpetilla Adrián nos cuenta tardes de café y discusiones sobre universos sonoros que me retrotraen a mi querida Ciudad de Córdoba Capital donde Minton's tenia otro nombre y en donde me vi reflejado en esa pequeña anécdota donde la música lo es todo, donde la tapa de un disco evoca colores y formas que nos seducen a continuar el paso siguiente, descubrir las melodías que están contenida en otro formato complemento del primero y en donde tratamos de encontrar el neologismo justo de lo que sentimos.
Las tardecitas es justamente esos recuerdos , ese perfume en el aire , esa energía y ese olor tan particular de las disquerias especializadas que transforman en poesía nuestros deseos y a lo cual no le buscamos la quinta pata para no perder el instante de gracia en el que nos entendemos con unos pocos, que con el tiempo son nuestros amigos entrañables por quienes daríamos la vida despojados de todo Ego.
EL piano de Adrián en este disco es la prolongación sonora del bandoneón de Piazzola que vive y perdura en las notas etéreas de la obra ( de arte ) ejecutada con la sapiencia y la destreza afectiva de quien sabe de que habla porque son las sensaciones vividas por Adrián lo que le da forma al proyecto. Y es a su vez una pequeña joya engarzada en el material mas noble : La sensibilidad y la pasion del músico.
Es mi humilde homenaje desde acá a este grandísimo cronopio del Jazz.
Dedicado a Martín Arrechea amigo y hermano entrañable de siempre.
EL piano de Adrián en este disco es la prolongación sonora del bandoneón de Piazzola que vive y perdura en las notas etéreas de la obra ( de arte ) ejecutada con la sapiencia y la destreza afectiva de quien sabe de que habla porque son las sensaciones vividas por Adrián lo que le da forma al proyecto. Y es a su vez una pequeña joya engarzada en el material mas noble : La sensibilidad y la pasion del músico.
Es mi humilde homenaje desde acá a este grandísimo cronopio del Jazz.
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