viernes, 26 de diciembre de 2008

ENIGMA SOBRE LA DURACIÓN PERTINAZ DEL JAZZ

Uno siempre trata de describir con palabras lo que la música, como elemento liberador, transmite. Algunos viven de la sensación inexplicable que le puede provocar un solo de Archie Shepp, en por ejemplo el disco "True Ballads", o el vuelo poético de Coltrane en su trabajo con Johnny Hartman, obra inmortal si las hay en el Jazz. Pero a la hora de poner el término preciso, la metáfora justa o la palabra cargada de sentido, no todos poseemos esa habilidad. Creo como una opinión personal que es un don de las almas sensibles, quienes abren un canal que nos transporta fuera de esta frecuencia en la que vivimos, al menos por un momento. La búsqueda de artículos, las críticas escritas aquí, han hecho que a lo largo del camino que vamos recorriendo con el programa y el blog, nos hayamos cruzado con amigos que saben más que uno ( un amigo de un amigo, decía siempre "no hay peor humildad, que la falsa humildad ). En este caso quien escribe y conduce este espacio quedó impactado por un corto, pero lleno de lumbre, artículo, sobre la permanencia en el tiempo del Jazz. Si más prolegómenos les presento a Fernando Vargas Valencia, un chamán de la palabra escrita.


ENIGMA SOBRE LA DURACIÓN PERTINAZ DEL JAZZ



"No era una pregunta, pero cómo decirlo de otro modo"


JULIO CORTÁZAR


Si todos habláramos como lo hace el jazz: sería todo más fácil. Los hombres (y las mujeres) gustamos de las melodías, no nos importan las palabras, a no ser que algún entrometido las traduzca.
Si habláramos en melodías, en notas elípticas, si no interrumpiéramos la evidencia claudicante de los pianos con necios argumentos, seríamos más fuertes, más libres, menos abusados. Sólo los buenos hombres - los valientes - conocen la expresión de aquel que mira "como si de golpe se hubiera quedado sin una gota de sangre". Y hablar en jazz es hablar sin sangre. Sólo los amantes saben hablarse en notas divergentes, en saxofónicos enredos, hay una voz ronca que repite, circularmente, el vicio inclemente de querer, de no explicarle al otro ese acumular noticias para la gran ejecución. Nadie es excluido en el Jazz y en el pabellón que nunca hemos imaginado tantas veces, en el que nunca hemos estado. Los lenguajes sombríos tienen que ser superados. Sólo quien se ha carcomido los dedos sobre las cuerdas, los nudillos tras la baqueta, los ojos tras el humo del cigarro que muere con el nacimiento de las notas blanquinegras, sabe que tras el jazz y el amor se esconden armas secretas. Las mujeres sólo se han logrado entender en suspiros como si un olor a siesta les invadiera ojos; los hombres quieren romper la carne incesante de la perfecta clarividencia del sinfónico "No". Sólo después de haber derrotado las necias palabras, esos sonidos desperdiciados en bucles, horrorosas libertades de atarse el amor al cuello, la improvisada felicidad no da espera.
Escuchar jazz es como hablar por un teléfono, sólo que las palabras suenan muy bien contra el pelo del teléfono, contra la boca húmeda del tocadiscos. El jazz es apenas un ángel "fiel como el aliento", un adiós tan colectivo y falso, "arte de fatigar y desconcertar tanta inocencia lastimada".

Intro : Micky Almada

Fuente : FERNANDO VARGAS VALENCIA
Poeta Colombiano y gestor Cultural
Texto extraído e incluído en su
libro inédito "Instantes del espacio Corrugado".

2 comentarios:

Félix dijo...

Llego tarde, pero llego.
¿Por qué será que hay tanto texto importante precisamente en libros inéditos? Es lo que me pregunté al terminar de leer el artículo hace unos días.
Que todo esto es un lenguaje diferente y atractivo no lo dudamos y cuando queremos interpretarlo, cualquier palabra que utilizamos, buscada afanosamente, nos suena torpe, incompleta, no apropiada.
Y si utilizo las palabras es porque no fui capaz de utilizar un instrumento. Julio Cortazar escuchó a Johnny Hodges y le maravilló tanto el sonido que escuchaba que se compró un saxofón para intentar reproducir lo que tanto le impresionó, después de muchos esfuerzos tuvo que concluir que eso era imposible; creo que consiguió lo mismo… pero con las palabras.

Hector Aguilera S. dijo...

Micky, que buena la entrada que has hecho en el blog de Félix, me ha gustado muchísimo, como puede ver te sigo la pista.
Un cordial saludo