Que Uri Caine es un músico versátil, es indudable. Que ha generado proyectos que gustan mirarse desde las antípodas, tampoco. Que esta música que vamos a comentar brotó de una mente abierta, menos. El pianista ha sido parte de proyectos con la creme del jazz , Don Byron, Dave Douglas, y su currícula abarca, desde tríos con piano eléctrico, al neo-klezmer, o sus viajes postmodernistas a obras atemporales de Mahler, Wagner y Bach, inconseguibles hoy en el País.
Este trabajo tiene su tiempo ( 1997) y sale de los lugares comunes de los muchos tríos que hay dando vueltas, con propuestas similares. Blue Wail [ la traducción literal sería "Lamento azul " ] tiene un claro sonido post-bop que vertebra todo el trabajo.
Abre y cierra nuestro entusiasta aplauso, con dos versiones de "Honeysuckle Rose", un cuadro musical cuya pintura tonal, es su personal enfoque sobre la historia del piano-jazz . La potencia expresada en el resto del trabajo, genera espacios de tensión y distensión, marcados los primeros por la fogosidad del baterista, Ralph Peterson y los segundos contienen la base armónica precisa a cargo del contrabajista James Genus para que el mecanismo suene aceitado.
De hecho, la química compartida tiene puntos álgidos,"Digature of the Line", es la puerta de entrada al club de jazz, cargado de la bruma espesa del cigarillo que se arrastra por el techo, cobijando el movimiento de cabeza y pies de los aficionados sentados en sus mesas escuchando la perfomance del terceto.
Esta aplastante composición posee nerviosismo musical que se va resolviendo en aguerridas líneas melódicas de libre vuelo.
La grandeza del blues aparece en el corte que da nombre al cd, moldeándose paso a paso por las manos del alfarero, nutriéndose en cada nota, del sentimiento de su autor. Fresca y acogedora.
El único pasaje bellamente introspectivo es "Poem for a Shulamit", cuyos ojos claros imaginan el reposo y la quietud de un lugar de inmutable contemplación donde se revela la angustia. Pertubadoramente liberador.
Una obra donde están muy bien plasmados los opuestos, con un líder carismático que desarrolla un lenguaje que bebe más allá de la fuente del jazz tradicional y el jazz moderno, y a la vez los incorpora. El afuera y el adentro.
La música contenida está dedicada a la memoria de Vladimir Sokoloff y Johnny Coles.
Este trabajo tiene su tiempo ( 1997) y sale de los lugares comunes de los muchos tríos que hay dando vueltas, con propuestas similares. Blue Wail [ la traducción literal sería "Lamento azul " ] tiene un claro sonido post-bop que vertebra todo el trabajo.
Abre y cierra nuestro entusiasta aplauso, con dos versiones de "Honeysuckle Rose", un cuadro musical cuya pintura tonal, es su personal enfoque sobre la historia del piano-jazz . La potencia expresada en el resto del trabajo, genera espacios de tensión y distensión, marcados los primeros por la fogosidad del baterista, Ralph Peterson y los segundos contienen la base armónica precisa a cargo del contrabajista James Genus para que el mecanismo suene aceitado.
De hecho, la química compartida tiene puntos álgidos,"Digature of the Line", es la puerta de entrada al club de jazz, cargado de la bruma espesa del cigarillo que se arrastra por el techo, cobijando el movimiento de cabeza y pies de los aficionados sentados en sus mesas escuchando la perfomance del terceto.
Esta aplastante composición posee nerviosismo musical que se va resolviendo en aguerridas líneas melódicas de libre vuelo.
La grandeza del blues aparece en el corte que da nombre al cd, moldeándose paso a paso por las manos del alfarero, nutriéndose en cada nota, del sentimiento de su autor. Fresca y acogedora.
El único pasaje bellamente introspectivo es "Poem for a Shulamit", cuyos ojos claros imaginan el reposo y la quietud de un lugar de inmutable contemplación donde se revela la angustia. Pertubadoramente liberador.
Una obra donde están muy bien plasmados los opuestos, con un líder carismático que desarrolla un lenguaje que bebe más allá de la fuente del jazz tradicional y el jazz moderno, y a la vez los incorpora. El afuera y el adentro.
La música contenida está dedicada a la memoria de Vladimir Sokoloff y Johnny Coles.
Reseña: Micky Almada
Uri Caine: Piano
James Genus: Contrabajo
Ralph Peterson: Batería.
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