Quién en su sano juicio, no escuchó de manera reiterada y tautológica canciones que son parte de nuestra identidad, recuerdos, pasado, afectos, amores, lugares ? Quién puede tirar la primera piedra y negar que que un disco o grupo, fue parte de la banda musical de su vida en determinado momento ? Quién no tomo de manera caprichosa, e hizo propia, esa melodía que idealizaba la chica con la que siempre soñamos y que nunca le dijimos lo que sentíamos, porque, claro, todo nuestro amor estaba expresado, como puñal al corazón en la letra misma ?
Pues bien, para todos aquellos que sufrieron ( no sin placer ) de bucles sonoros reiterados que musicalizan nuestro corto paso por la vida, y quieran mirar un poco más al fondo del aljibe, Oliver Sacks, aclara e investiga cual clínico inspector, todas estas cuestiones.
Con una claridad y un sentido del detalle desbordante, desarrolla en este recomendado libro [ lamentablemente agotado en su primera edición ] como el cerebro organiza y responde a la música; y lo más importante ( e incluso vivido a través de los años por quien escribe ) el poder curativo de la misma, les aseguro comprobado en mi propia persona.
Diferentes situaciones se cruzan en historias reales, relatadas de manera excelente por su autor, quien es un prolífico escritor que nos lleva por los enredados caminos de la psiquie humana, mostrándonos que la música es un fenomeno complejo para nuestro cerebro y que nos puede elevar tanto a momentos sublimes como sumirnos en la angustia o en comportamientos obsesivos.
Los invito a leer una jugosa parte y les sugiero que intenten conseguirlo porque además su progenitor, es un fenomenal narrador. Una obra para no dejar pasar con frío desdén.
Pues bien, para todos aquellos que sufrieron ( no sin placer ) de bucles sonoros reiterados que musicalizan nuestro corto paso por la vida, y quieran mirar un poco más al fondo del aljibe, Oliver Sacks, aclara e investiga cual clínico inspector, todas estas cuestiones.
Con una claridad y un sentido del detalle desbordante, desarrolla en este recomendado libro [ lamentablemente agotado en su primera edición ] como el cerebro organiza y responde a la música; y lo más importante ( e incluso vivido a través de los años por quien escribe ) el poder curativo de la misma, les aseguro comprobado en mi propia persona.
Diferentes situaciones se cruzan en historias reales, relatadas de manera excelente por su autor, quien es un prolífico escritor que nos lleva por los enredados caminos de la psiquie humana, mostrándonos que la música es un fenomeno complejo para nuestro cerebro y que nos puede elevar tanto a momentos sublimes como sumirnos en la angustia o en comportamientos obsesivos.
Los invito a leer una jugosa parte y les sugiero que intenten conseguirlo porque además su progenitor, es un fenomenal narrador. Una obra para no dejar pasar con frío desdén.
La música, «capaz de evocar y expresar emociones y estados mentales que van más allá del lenguaje»
GUSANOS CEREBRALES, MÚSICA EMPALAGOSA Y MELODÍAS PEGADIZAS.
Suena música dentro de mi cabeza
una vez y otra y otra
y no tiene fin...........
Carole King
una vez y otra y otra
y no tiene fin...........
Carole King
A veces la imaginación musical normal se pasa de la raya y se convierte por así decirlo en patológica, como cuando ciertos fragmentos se repiten de manera incesante, a veces hasta enloquecernos, sin parar durante días. Esas repeticiones - a menudo una frase o tema bien definido de tres o cuatro compases - son propensas a perpetuarse durante horas o días, dando vueltas por la mente antes de diluirse. Esta incesante repetición y el hecho de que la música en cuestión sea irrelevante o trivial, no de nuestro gusto, o que incluso la detestemos, sugiere un proceso cohercitivo, que la música ha entrado y subvertido parte del cerebro, obligándolo a activarse de manera repetiva y autónoma ( como puede ocurrir con un tick o con un ataque ).
Muchas personas comienzan de pronto a oír un tema de una película, un programa de televisión o un anuncio.
Esto no es una casualidad pues dicha música, en términos de la industria musical, está pensada para "enganchar" al que la escucha, para ser " pegadizas", para abrisrse camino, como un cortapicos, hacia el oído o la mente; de ahí el término de gusanos auditivos, aunque más bien deberíamos llamarle " gusanos cerebrales ".
( Una revista de 1987 las definía medio en broma, como " agentes musicales cognitivamente contagiosos " ).
Un amígo mío, Nick Youns, me describió como se había obsesionado por la canción " Love and Marriage ", una melodía escrita por James Van Heusen. Con sólo oír una vez esta canción - la interpretación que hacía Frank Sinatra de la canción en la serie matrimonio con hijos -, Nick ya se quedó enganchado.
Se quedó " atrapado dentro del tempo de la canción", y no se le fue de la cabeza casi durante diez días. Con la incesante repetición, pronto perdió su encanto, su cadencia, su musicalidad y su significado. Interfería con sus deberes, sus pensamientos, su sosiego espiritual, su sueño. Intentó detenerla de muchas maneras, sin éxito : " me ponía a saltar. Contaba hasta cien. Me echaba agua en la cara. Intentaba hablarme en voz alta tapandomé los oídos".
Finalmente desapareció, pero mientras me contaba la historia regresó y siguió asediándole durante varias horas.
Intro : Micky Almada
Pag, 61 a 62
Oliver Sacks - Musicofilia
Editorial Anagrama
Muchas personas comienzan de pronto a oír un tema de una película, un programa de televisión o un anuncio.
Esto no es una casualidad pues dicha música, en términos de la industria musical, está pensada para "enganchar" al que la escucha, para ser " pegadizas", para abrisrse camino, como un cortapicos, hacia el oído o la mente; de ahí el término de gusanos auditivos, aunque más bien deberíamos llamarle " gusanos cerebrales ".
( Una revista de 1987 las definía medio en broma, como " agentes musicales cognitivamente contagiosos " ).
Un amígo mío, Nick Youns, me describió como se había obsesionado por la canción " Love and Marriage ", una melodía escrita por James Van Heusen. Con sólo oír una vez esta canción - la interpretación que hacía Frank Sinatra de la canción en la serie matrimonio con hijos -, Nick ya se quedó enganchado.
Se quedó " atrapado dentro del tempo de la canción", y no se le fue de la cabeza casi durante diez días. Con la incesante repetición, pronto perdió su encanto, su cadencia, su musicalidad y su significado. Interfería con sus deberes, sus pensamientos, su sosiego espiritual, su sueño. Intentó detenerla de muchas maneras, sin éxito : " me ponía a saltar. Contaba hasta cien. Me echaba agua en la cara. Intentaba hablarme en voz alta tapandomé los oídos".
Finalmente desapareció, pero mientras me contaba la historia regresó y siguió asediándole durante varias horas.
Intro : Micky Almada
Pag, 61 a 62
Oliver Sacks - Musicofilia
Editorial Anagrama
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