
Este disco es una belleza. Surgido después de cinco años de duelo por parte de la autora y en referencia a la muerte de su pareja Mieke van Hoek coreógrafa holandesa esta obra surge a partir del silencio y la introspección. El concepto budista de la impermanecia y de la transitoriedad de todas las cosas y el camino posterior seguido por el alma volviendo y re-encarnado ( aclaración de quien escribe que se identifica con lo dicho ) es la matriz de este trabajo. Meredith Monk compositora, cantante, bailarina, cineasta, creadora de sonidos nos trae un disco de oscura luminosidad, donde refleja lo perene de este mundo material y como, quizás, el no estar atado a nada en esta vida, nos puede traer algo de paz interior y libertad del corazón. La utilización de la voz es de una profundidad sin igual, sube, baja, se mezcla con sonidos de rueda de bicicleta, campanas tibetanas, en una sensación de vaguedad hermosa como en el corte 6 "Disequilibrium ". Es sorprendente los amplios rangos de vocalización a los que llega el Ensemble que la acompaña en esta obra donde también todo fluye como idea de continuidad; a pesar "de". No voy a poner ningún referente que se me vienen a la cabeza porque la ambición creativa de este trabajo lo hace único en su tipo. Ponerme a comparar sería como agarrar un Picasso y cortarlo con una tijera. Así las cosas les aseguro que en reiteradas escuchas no sabía si estaba en un sueño o escuchando a esta Flaca entrañable creadora de dimensiones sonoras desconocidas para mí. El piano arropa distintos cortes del trabajo de una manera díscola en algunos momentos y meditativa en otros. Solo en un sello discográfico se podía representar en toda su magnitud esta obra que no es la única para esta casa por parte de la artista : ECM.
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