Fernando Vargas Valencia, poeta colombiano y amigo, tendría que ir sacando en su presentación al pie de cada escrito suyo lo de "aprendiz de poeta" y colocarse como tal, habida cuenta de lo expuesto más de una vez, aquí en el blog, referido a sus poesías y escritos.
En este caso, sus palabras van con sabor a son, a quien fue en vida, conocido como "El Rey Maleo" y que en los ya lejanos setenta formó parte de la conocida "Fania All Stars", sello discográfico que inmortalizó, entre tantos otros, trabajos como "Siembra" de Rubén Blades.
El proceso creativo, a la hora de sentarse frente al papel, es un acto doloroso, que una vez expresado, irrevocablemente nos invita a pensar, a reír, a cuestionarnos, o a disfrutarlo. Con Fernando se viven en su lectura todas estas cosas, y quizás ninguna a la vez. Por eso, lo de aprendiz, es un saco, que le empieza a quedar chico.
En este caso, sus palabras van con sabor a son, a quien fue en vida, conocido como "El Rey Maleo" y que en los ya lejanos setenta formó parte de la conocida "Fania All Stars", sello discográfico que inmortalizó, entre tantos otros, trabajos como "Siembra" de Rubén Blades.
El proceso creativo, a la hora de sentarse frente al papel, es un acto doloroso, que una vez expresado, irrevocablemente nos invita a pensar, a reír, a cuestionarnos, o a disfrutarlo. Con Fernando se viven en su lectura todas estas cosas, y quizás ninguna a la vez. Por eso, lo de aprendiz, es un saco, que le empieza a quedar chico.
“Aún así con mi presagio/ tendré tu nombre a flor de labio y moriré…/
incomprendido, yo soy Maelo, el incomprendido”
Bobby Capó – “Incomprendido”
incomprendido, yo soy Maelo, el incomprendido”
Bobby Capó – “Incomprendido”
Territorio de lo sagrado:
Voz que se desliza por las notas
como una niña que florece mujer.
Pequeños secretos,
entrecortados y curvos,
van dejando huella en la garganta.
Cierto anís crepuscular,
cierto aguardiente en fuga
se deja arrastrar por el canto.
Canta, canta poeta negro,
para que la pureza te conteste bailando,
para que juntos rompamos el silencio
y las cadenas que hieren nuestras voces,
ensordécenos de pronto
con la maravillada quintaesencia
de tu asma.
Brujo que aúlla como un piano en fuga,
aprendiste a cantar en la playa
cuyas arenas lloran de soledad.
Soledad de una América Nuestra
que lleva la clave de tu voz en las arterias,
la misma de Monk cuando fuma y respira profundo
a la espera de un golpe que lo despierte
de la triste telepatía de nuestros tiempos.
Va floreciendo la mujer que amas
en tu garganta.
Es un árbol, Maelo,
es la llama florecida de lamentos
en el centro lacónico de las ciudades sordas.
¿Cómo podrás dormir eternamente
con ese pudor de frutos
derramándose de tu voz?
No podremos resistirnos a la penumbra
que nos oculta el territorio sagrado.
África, América, mujeres desnudas,
combates en cuatro tiempos que no son el tiempo.
Maelo: has sembrado el rugido lumínico
en lo más hondo de nuestras tristezas,
sea por ello que te hayas condenado
a la lucidez eterna del insomnio.
Voz que se desliza por las notas
como una niña que florece mujer.
Pequeños secretos,
entrecortados y curvos,
van dejando huella en la garganta.
Cierto anís crepuscular,
cierto aguardiente en fuga
se deja arrastrar por el canto.
Canta, canta poeta negro,
para que la pureza te conteste bailando,
para que juntos rompamos el silencio
y las cadenas que hieren nuestras voces,
ensordécenos de pronto
con la maravillada quintaesencia
de tu asma.
Brujo que aúlla como un piano en fuga,
aprendiste a cantar en la playa
cuyas arenas lloran de soledad.
Soledad de una América Nuestra
que lleva la clave de tu voz en las arterias,
la misma de Monk cuando fuma y respira profundo
a la espera de un golpe que lo despierte
de la triste telepatía de nuestros tiempos.
Va floreciendo la mujer que amas
en tu garganta.
Es un árbol, Maelo,
es la llama florecida de lamentos
en el centro lacónico de las ciudades sordas.
¿Cómo podrás dormir eternamente
con ese pudor de frutos
derramándose de tu voz?
No podremos resistirnos a la penumbra
que nos oculta el territorio sagrado.
África, América, mujeres desnudas,
combates en cuatro tiempos que no son el tiempo.
Maelo: has sembrado el rugido lumínico
en lo más hondo de nuestras tristezas,
sea por ello que te hayas condenado
a la lucidez eterna del insomnio.
Fernando Vargas Valencia
3 de Noviembre de 2009
FERNANDO VARGAS VALENCIA
Escritor y Aprendiz de Poeta
http://www.almiprieto.blogspot.com
Intro: Micky Almada
1 comentario:
Hola Micky, hermoso poema el de Fernando Vargas Valencia, leerlo te anima y mesaclarlo con una suave música "smooth jazz" de fondo y un buen wisky en la mano mucho mejor.
Saludos cordiales,
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